Ad Astra: Hacia las estrellas

Como no se por donde empezar, iré en orden cronológico:
- Primera secuencia. En el futuro hemos construido torres de varios kilometros que llegan con comodidad más allá de la atmósfera atmósfera terrestre, de modo que el mantenimiento de las tuercas y los fusibles lo hacen astronautas, no tipos de mono azul, casco y bocata de chopped a mediodía. Me imagino que los ingenieros empezarían a maldecir en este punto porque ninguna estructura lógica soportaría su propio peso, de varios kilómetros de metal.
- Más adelante. A Brad Pitt le dicen que su padre, otro astronauta desaparecido hace décadas, está en la órbita de Plutón mandando tormentas de energía a partir de la antimateria contenida en su nave. Interesante, la humanidad conoce la antimatería y es capaz de contenerla sin aniquilarse. Por ello, debe viajar a la Luna para una vez allí coger La Sepulvedana de larga distancia a Marte y mandar un mensaje a su padre para que deje de hacer eso. Eeeeh...vale.
- Brad Pitt va a la Luna como el que coge un avión a Manchester (literalmente), llega a una base con McDonalds, gente de vacaciones y hoteles caros, y los militares le trasladan a otra base ultrasecreta de la cara oculta. Y aquí es donde empiezan las curvas. Entiendo que la Luna es un caos de explotaciones mineras mal avenidas, pero me cuadra poco que en vez de coger algún vehículo "aéreo" haya que recorrer cienes de klómetros en un rover sorteando cráteres y enfrentándose a... ¡piratas!. Sí, amigos, piratas lunares que asaltan el convoy, con erótico resultado.
- Ya un poco escamados, vemos como el cohete de línea a Marte sale, y a pesar de que el destino de la humanidad depende de él, tiene que parar porque ha detectado un SOS de 1) Una estación científica Noruega 2) que está entre la Luna y Marte 3) ¡justo en la trayectoria de nuestro protagonista!. Esto es absurdo de por sí, pero lo mejor es que está infestada de MONOS HOMICIDAS ESPACIALES que ponen en fuga a la tripulación en una de las situaciones más delirantes del cine reciente. Sí, he dicho MONOS.
- Ya en Marte, vemos que la base subterránea es absurda y más propia de un anuncio sofisticado de café: no tiene un diseño funcional, sino que está llena de luces sugerentes y rincones imposibles de hormigón. Allí, Pitt tiene que RADIAR un mensaje a su padre cada cierto tiempo: no vale reproducir un MP3 (que se podía haber enviado desde la Tierra), sino que tiene que leerlo cada vez como si fuera Luis del Olmo en la COPE... Vale.
- Y es en este momento cuando se la meten doblada: prescinden de sus servicios, desvelan que un equipo de retrasados debe ir a Plutón con un artilugio militar para matar a su padre (sí, a lo Kurtz) y le hacen un arresto domiciliario de mínima seguridad. De tan mínima que se escapa, va a donde está el cohete de línea a Plutón, se cuela por abajo (por las toberas amigos) justo cuando se produce la ignición. Aquí ya nada tiene sentido desde la ingeniería o la física, puesto que los conceptos de aceleración, puertas en las toberas o achicharramiento se obvian.
- De una forma chanante, nuestro héroe se las apaña para aniquilar a tres militares entrenados y retrasados, y decide irse el solo a Plutón a platicar con su padre, el aútentico McGuffin de la pinícula: Brad Pitt es raro y se siente solo porque no tuvo una figura paterna. Se tira tres meses de viaje en gravedad cero sin efectos apreciables, como el que no quiere la cosa.
- ya en Plutón aborda la nave de papa, comprueba que es un auténtico cretino psicópata (y homicida, como los monos) y le convence para que se vuelva con él a la tierra: papa hace como que sí pero ya en la inmensidad del espacio se arrepiente, intenta matar a su hijo y acaba inmolándose.
- Brad Pitt, a las dos horas de película se da cuenta que no necesitaba a su padre, solo a sí mismo y al amor de los demás, de forma que explota la bomba, atraviesa el anillo de Plutón de un salto y una p* chapa como única protección, vueleve a la tierra como una rosa, y The End.