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Hunted

Cine negro. Intriga Robbie (Jon Whiteley), un niño huérfano de 6 años, vive falto de cariño y cuidado con sus padres adoptivos en Londres. Tras prender un pequeño fuego en la casa, y temiendo un severo castigo, el chico huye y comienza a vagar por las calles londinenses. Finalmente se refugia en un edificio donde se encuentra a Chris Lloyd (Dirk Bogarde), y al hombre que éste acaba justo de matar... (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
25 de agosto de 2011
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que me viene a la cabeza es la película de Clint Eastwood Un mundo perfecto. Ignoro si Eastwood vio Hunted, pero se parecen. Ambas tienen a un fugitivo de las garras de la justicia y ambas tienen a un niño de parvulario casi cogido de la mano del huido. En Hunted la cosa se centra más en ambos dos que en los policías y en la persecución en sí, como sucedía en Un mundo perfecto. En Hunted hay una relación amor-odio respecto al crío por parte de Dick Bogarde, el fugitivo. Grande Bogarde. El crío le sobra y se le pega como una lapa por un asunto familiar de poca importancia, pero que al chaval la broma le acarrearía un spoiler de tomo y lomo, que es otro de los sub-temas de la película, cosa que no conoce Bogarde y que aumenta tensión narrativa a la historia.

Y entre los dos se crea una relación al margen de que lo sepa o no: el niño necesitado de padre, de un verdadero padre. Y ve que Bogarde huye como él, identificación al canto y la película se beneficia de ello.

Así, Bogarde tiene esos ojos de alguien al que le va a pasar siempre algo, cosa que no tiene nada que ver con que en la película sea un perseguido. Tiene la misma mirada en Portero de noche cuando ve a Charlotte Rampling o en Muerte en Venecia cuando su mirada se cruza con la de Tazsio. Y lo que demuesta que Bogarde es uno de los grandes no valorados es que esa misma mirada inquietante sirve también para servir en El sirviente. Así pues, actor de doble filo, el secreto de sus ojos.

Rápidamente le coges simpatía al chaval. Y lo mismo pero al revés, porque les coges inquina, a los que quieren atrapar a Bogarde, más a los padres del niño y olé por la ambientación en esta especias de Vuelta a Inglaterra por parte de Charles Chrichton, sí, el mismo director de la Ealing y de Un pez llamado Wanda.

Entretenidísima, drama sin sentimentalismos, cruda, costumbrista, pequeña, si se quiere, pero buena película de verdad. En cierta manera, sin ser una road movie total, road movie con niño.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cassavetes
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15 de abril de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charles Crichton fue una de esos directores que renovaron el cine británico en los años cincuenta, derramando en todas y cada una de sus obras una ironía atestada de denuncia social, sin que ello fuera óbice para adornar sus films con esa cadencia trepidante y terriblemente entretenida con la que solía poner la guinda a sus preciados pasteles. No obstante, Crichton sigue siendo uno de los directores ocultos del cine british si comparamos su semblanza con otras luminarias como David Lean, Carol Reed, Tony Richardson o Alexander Mackendrick. Y es que si bien la filmografía del autor de “Los apuros de un pequeño tren” ostenta dos títulos muy populares como son “Oro en barras” y “Un pez llamado Wanda”, la deriva televisiva que adoptó su carrera a partir de los años sesenta indujo a un cierto olvido de su faceta puramente cinematográfica, dejando ocultas pues joyas como “El tercer secreto” o esta fascinante “Hunted”, película que se alzó con el Leopardo de Oro en el primitivo Festival de Lorcano celebrado en 1952. “Hunted” es una especie de cuento moral, que no moralista, tiznado de ciertos elementos noir de vanguardia que evocan y mucho al cine del maestro Carol Reed, así, no solo la presencia de un niño como protagonista recuerda a ese “Ídolo caído” realizado por el autor de “El tercer hombre” a finales de los cuarenta, sino fundamentalmente por esa trama que descansa sobre la asfixiante persecución de un presunto criminal por parte de las autoridades británicas embellecida con una fotografía de tono expresionista que sin duda rememora esa obra maestra del cine que es “Larga es la noche”.

“HUNTED” se inicia con el inesperado encuentro que se produce entre el pequeño Robbie (Jon Whiteley), quien huye y se encuentra a punto de ser atropellado por un carruaje, temeroso de recibir la reprimenda de sus padres adoptivos al haber provocado un pequeño incendio en su casa. En su recorrido se internará en unas ruinas, donde se cruzará con el joven Chris Lloyd (un estupendo Dirk Bogarde), que acaba de asesinar a un hombre. Chris se llevará consigo al muchacho, iniciándose una relación entre ambos que, de manera paulatina dará paso a un sentimiento mutuo de afecto e incluso de auténtico cariño, hasta el punto de que Robbie cada vez verá más en él al padre que no ha tenido, y que su equivalente adoptivo en modo alguno ha cumplido.

La manera con la que Crichton logra articular este relato que parte de una idea de Michael McCarthy y fue transformado en guión para la pantalla por Jack Whittingham, resulta claro que se debe a una especial implicación por parte de un realizador que supo en todo momento aplicar una planificación, un tempo, un sentido de la progresión dramática y una cadencia a su relato, dando como fruto una de las propuestas más insólitas del cine inglés de su tiempo. Lo verdaderamente valioso de “HUNTED” reside por una parte en la capacidad para lograr una especial expresividad en las imágenes de la película –ayudado para ello por la espléndida y contrastada fotografía en blanco y negro de Eric Cross, que inciden de manera muy especial en los contrastes de los miserables exteriores urbanos que describe de Londres, en la dureza de la huída por las noches campestres, o la humedad que desprenden las secuencias costeras desarrolladas en Escocia- y también en el aporte que le brinda el fondo sonoro de Hubert Clifford, unido a un preciso montaje de Geoffrey Muller. Con la anuencia de estos elementos, y la impecable dirección que se efectúa del pequeño Whiteley, Crichton da vida a la que quizá sea una de sus películas más arriesgadas y, sin duda, logradas. Una cinta fresca y novedosa de un cineasta sin duda a reivindicar, una magnífica y conmovedora película.
Juan Marey
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5 de septiembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tensión se adhiere al celuloide como una pátina pegajosa.
Y, habiendo niño de por medio, eso representa mérito adicional que explica a las claras la excelente interpretación del pequeño J. Whiteley que a la sazón, durante el rodaje, apenas contaba seis años de edad.
Los guionistas -M. McCarthy y J. Whittingham- supieron calibrar con excelente criterio el valor de cada escena y por eso la acción discurre con un minutaje escrupuloso en cuyo desarrollo la incertidumbre aparece como una propuesta opresiva, minuciosa y gradual que se mantiene durante toda la proyección.
También la fotografía, la banda sonora y la ambientación en general proporcionan un magnífico entorno.
La caracterización y actuación de D. Bogarde es estupenda y hay que descubrirse una vez más ante la nueva muestra de talento de C. Crichton como director.
ABSENTA
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30 de abril de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
135/32(27/04/22) Sugerente drama británico dirigido por Charles Crichton (más conocido por sus comedias de la Ealing: “Oro en barras”, “Los apuros de un pequeño tren” y “Hue and cry”; y nominado al Oscar por la dirección de “Un pez llamado Wanda” de 1988), aquí se embarca en un guión de Jack Whittingham (“El robo del siglo” y Michael McCarthy (“Operación Trueno”), para un thriller sobre un tipo sospechoso de asesinato perseguido por la policia, que huye por Reino Unido con un niño ajeno a él a su lado. Una obra que en cierto modo me retrotrae a los relatos dickensianos sobre niños desamparados protegidos por seres disfuncionales en medio de una sociedad cainita.

Teniendo entre sus genuinos alicientes unos excelentes protagonistas en un formidable Dirk Bogarde transmitiendo todo un mundo de emociones a flor de piel, dejando ver la presión que tiene sobre sí, acuciada por el joven que se le ha pegado, manteniendo una compenetración fascinante con el chico, de las que traspasa la pantalla; A su lado está el debutante con seis Jon Whiteley (solo rodará cuatro films más hasta retirarse del cine en 1956; siendo uno de estos un trabajo con Fritz Lang en “The Smugglers from Moonfleet” de 1955), sensacional en la naturalidad y fragilidad que transmite. Elegido después de que un amigo de Charles Crichton lo escuchó recitar "El búho y el gatito" en la radio en The Children's Hour. Lo llamaron para una prueba de pantalla y fue elegido; Y destacable también es su fenomenal ambientación, con mucho toque noir gracias a la gran cinematografía en glorioso b/n de Eric Cross, con marcados contrastes grisáceos, jugando con la semioscuridad, con las tomas singulares, con las dramáticas sombras, exhibiendo una Inglaterra tristona de post-guerra, en sus calles vacías, sus edificios abandonados y otros en ruinas, esto para en su último tramo pasearnos por prados escoceses, emitiendo humedad y frio atmosférico, llegando al rush final con tomas del mar y de la población costera que emiten sensación de libertad en el aire fresco. Rodándose en Londres (Pimlico y Westminstewr), Liverpool (Albert Dock Warehouses), Stoke-on-Trent-Staffordshire y en Escocia (Portpatrick-Stranraer-Dumfries & Galloway), y en los Pinewood Studios (Buckinghamshire-UK)

Un film con claras influencias (eso me parece a mí) de dos obras del londinense Carol Reed, me refiero a “Larga es la noche (1947), historia sobre también una huida, con mucho protagonismo urbano, filmada con dotes de expresionismo gótico, como lo es esta de Crichton. También tiene elementos de otra de Reed, como es “El ídolo caído” (1948), donde un niñito rubio tiene mucho protagonismo junto a un ‘criminal’ al que ayuda, similar a esta “Hunted”. A su vez es un relato que posiblemente influyó al gran Clint Eastwood para su notable “Un mundo perfecto” (1993), protagonizada por un Kevin Costner como prófugo de prisión que huye de la policia con un niño que ha raptado, al igual que en esta son dos seres que encuentran mucho en común entre ambos que los hace crear una relación de gran calor humano. Aquí el rol de Bogarde y el del chico son dos seres desamparados, sin raíces (uno es un pescador que permanece poco en tierra, con una mujer libidinosa; el niño es un huérfano con una familia que seguramente [eso intuimos] no le da mucho amor), forjándose gradualmente entre los dos una cálida corriente de amor paterno-filial, ello sin caer en simplista sensiblería, ello mediante los problemas que les van surgiendo y como los van superando. Ello regado de tramos que conmueven, hasta desembocar

Se inicia con el inesperado encuentro se produce entre el pequeño Robbie (Jon Whiteley), quien huye y se encuentra a punto de ser atropellado por un carruaje, temeroso de recibir la reprimenda de sus padres adoptivos al haber provocado un pequeño incendio en su casa. En su recorrido se internará en unas ruinas, allí una mano lo coge, es Chris Lloyd (Dirk Bogarde), angustiado y sin resuello, con un hábil movimiento de cámara en travelling vemos a los dos marcharse del lugar y el objetivo vira hacia un cuerpo inerte en el suelo, nos enteramos que el hombre acaba de asesinarlo. A partir de aquí primero Chris intentará aprovecharse del chaval para conseguir dinero para huir, pero Robbie le irá tomando cariño. Entre los dos vemos las similitudes de un mundo que los margina, dos seres solitarios alienados por la sociedad. Una química entre el binomio establecida con pocos diálogos, lo que hacen que cuando estos surjan sean punzantes, habiendo mucho de miradas, gestos, de acciones (esas imágenes de Chris llevando a caballito al niño transpiran amor). Crichton inteligentemente irá dosificando la información, porque del miedo aterrador del niño y el porqué del asesinato. Todo con un ritmo fluido constante, donde además sus apenas 80 minutos se agradecen en condensar y eliminar lo superfluo.

Ello con Crichton mostrando en los márgenes a secundarios bien trazados en pocas líneas, como es la esposa de Chris, una auténtica femme fatale encarnada por una brillante Elizabeth Sellars que en una sola escena (la que tiene con Bogarde, donde nos enteramos de los motivos del asesinato) deja huella en su perfidia retorcida; Esa posadera a la que da vida Kay Walsh transpirando atención materna por el niño, sin villanía impostada alguna, sobre todo al ver algo en la espalda del chico; Julian Somers como el hermano de Chris expone al temor a ser señalado, a los complejos a ser forastero en tierra extraña; Pero todos estos que se van encontrando con ellos son enfocados con humanidad, haciéndonos ver sus virtudes y defectos.

El director se apega poco al aspecto de los perseguidores. Esto se aborda un poco en la primera mitad, pero más bien es para aportar más elementos sobre el mundo gris donde nos movemos, y para ofrecer algunos resortes del carácter de los huidos, como lo es por conocer a esos padres adoptivos, y a la (amoral) esposa de Chris.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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21 de septiembre de 2022
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Estas película, no intenta ver los motivos que tiene el personaje al asesinar, que sería lo primero que pensamos al ver la secuencia inicial. Si no, la relación que hay entre el hombre y el niño.

Esta película seguramente tuvo problemas en EEUU con la censura, ya que hace empatizar con el asesino, y hasta defenderle y apoyarle moralmente, ya que se porta bien con el niño. El motivo (leyendo la sipnosis de la wikipedia, ya que la película no lo he visto así de claro), no vi cual era, de este asesinato, pero si realmente fui yo que con los subtítulos algo no entendí bien, creo y prefiero que el motivo del asesinato no se sepa para así no dar importancia a este hecho, si no a los hechos de que un joven asesino sea lo peor, y en cambio una pareja de unos 40-50 años que tienen un niño adoptado, sea más respetable, cuando nos dimos cuentas que lo maltrataban.

Es aquí lo interesante de la película, y donde aunque no se considera remake, en 1993 se hizo "Un mundo perfecto" donde la trama es muy parecida.
edugrn
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