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El sonido del metal

Drama Narra la historia de un joven batería de una banda de música que comienza a perder la audición. (FILMAFFINITY)
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Críticas 94
Críticas ordenadas por utilidad
11 de diciembre de 2020
189 de 198 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por lo general intento evitar los dramas (cosas de estadíos emocionales), pero la temática de este film desde que la conocí me persiguió por días hasta que decidí verla.
Soy músico, productor musical y técnico en sonido. Hace alrededor de 2 años sufrí un accidente acústico por un descuido, que me dejo con tinnitus o acúfeno (un zumbido constante de alta frecuencia sonando en mi cabeza). Pensé que me volvería loco y que debía abandonar mis deseos lúdicos y profesionales, y que no podría volver al ruedo nunca más. Afortunadamente, no perdí la audición, pero mi vida se vio marcada por ese suceso, y no hay día en que el zumbido no me lo recuerde.
Me sentí sumamente identificado con el personaje. Incluso me ha hecho relativizar mi "drama".
Es una historia de superación, pero más que eso, es una historia de vida. No hay sensiblería barata acá. La película nos invita a acompañar al personaje principal, desde sus horas mas oscuras, hasta esos momentos de epifanía que no necesitan ser relatados, momentos que se sienten.
Me ha hecho llorar, pero me ha dejado la paz del silencio que nunca mas conoceré.
Grandes actuaciones, donde las miradas y los silencios dicen más que los propios diálogos.

Como corolario, me resta decir, para el que le interese, que la audición es un viaje de ida. Nunca hay vuelta atrás. Ya naturalmente desde que nacemos hasta que morimos nuestros oídos van deteriorandose naturalmente. Y la exposición a altos niveles de SPL (presión sonora), precipitan ese deterioro. CUIDENSE LOS OÍDOS!!! La vorágine de la vida nos hace olvidar lo preciados que son. Las experiencias sensoriales que a través de los sonidos vivimos, no se pueden poner en jaque por un descuido, o una sucesión de los mismos. Recitales? usen algodón como mínimo, o mejor aún tapones. Tocar la batería lo mismo, o ensayar en la sala de ensayo. Son todos niveles anormales para nuestra anatomía. Uno no se da cuenta hasta que el daño ya está hecho, y dicho daño es IRREVERSIBLE.

Recomendada película.
Jorr Mandia
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5 de diciembre de 2020
129 de 155 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hacía más de un año estaba detrás de esta película y tras leer sus alabadas críticas mis expectativas crecieron. Vi hace unos meses la miniserie ‘The night of’ con Riz Ahmed de protagonista y me fascinó así que estuve aún más pendiente del estreno de esta producción que finalmente ha traído Amazon mucho tiempo después para hacernos deleite de esta maravilla.
No era muy fan de Ahmed porque apenas le había visto de secundario y no me había convencido (villano de Venom por ejemplo) pero tras ver la miniserie citada de HBO que no solo me parece una de las mejores de la última década sino una interpretación digna de premios y de memoria popular, y tras este debut del director Darius Marder (solo había realizado un documental) tenía curiosidad.
No vi ningún trailer y más allá de la imagen de portada apenas conocía sobre la trama. De hecho imaginaba que iba a tirar por una zona “Whiplash” (2014) de Chazelle, pero esto es otro rollo. Conforme comenzaba la cinta me iba recordando a la maravillosa ‘The Rider’ de Chloe Zhao y también al cine de Derek Cianfrance: “Cruce de caminos” (2012) y Blue Valentine (2010). Cuál fue mi sorpresa que al ver los créditos resulta que la historia fue escrita por él mismo y con razón la cinta de Marder crece ya que no solo los actores brillan si no que la propia historia y cómo está dirigida habla por sí sola.
Riz Ahmed logra su mejor interpretación, digna de Óscar y todos los premios que haya disponibles ya que realiza un trabajo asfixiante, conmovedor y sin ningún tipo de histrionismo o manipulación emocional ya tan quemada dentro del terreno del drama de superación tirando por lo melodramático. Aquí equilibra un trabajo de contención con la rabia, del ruido al silencio en un solo cambio de plano. Marder hace un uso del sonido magistral, de los mejores que he visto en una película en mi vida, y es que con la cámara nos cuenta muchas cosas (ojo al uso del silencio cuando hay un primer plano o plano enfocando al propio Ahmed y el sonido cuando hay un plano general o enfoca a otros personajes).
Hay multitud de simbolismos (el avión, el donut) y hay mucho lenguaje y narrativa visual que con miradas y simples gestos ves multitud de emociones desplegadas en unos actores entregados ya que Olivia Cooke también está magnífica en este estudio de personajes que luchan ante la adversidad.
La cinta plantea dilemas muy interesantes, situaciones tan complejas como luchar contra la enfermedad (discapacidad auditiva repentina) o aprender a convivir con ella. Luchar por los sueños pese a las dificultades o cambiar los propósitos drásticamente debido a las circunstancias. Habla mucho sobre la pérdida, el duelo y el riesgo que afrontar con consecuencias ya que la vida te cambia completamente y los personajes están tan bien definidos y creíbles que la cinta conmueve de forma cotidiana, natural y fluida. Reconozco que no he llorado con la cinta en este primer visionado pero me ha ayudado a apreciar la belleza de las pequeñas cosas (atentos al trato con los sordomudos en la evolución del personaje de Ahmed) y en cómo a veces apuestas todo a una y no terminas de conseguir lo que querías y ahora te toca adaptarte, sufrir o cambiar, renovarse o morir.
En definitiva, ‘Sound of metal’ es una de las mejores películas de los últimos años. Una obra cumbre del cine indie del último lustro que merece la pena apreciar ya que tiene un gran corazón y se sale de lo típico y convencional rompiendo esquemas ya establecidos en el cine norteamericano con un ritmo pausado pero siempre contando algo con las imágenes. Un cine de autor muy eficiente, poderoso, sólido, realista y enfocado a otra vertiente dentro del drama de superación. Una pena que no sea de este año porque sería directamente mi favorita pero el año de producción fue el 2019 así que toca incluirla en dicho top.
Espero que la cinta reciba las alabanzas del público como las ha recibido de la crítica. No es tan accesible como otras cintas de superación ni contentará al público masivo debido a su pausado ritmo y abundante silencio pero hay mucho arte, mucho cine y mucho corazón detrás de esta película que tiene todos mis respetos y espero que tenga el vuestro cuando la veais en Amazon Prime.
Una cinta agónica que hará sentir en nuestros oídos el impacto súbito de la pérdida de audición cuando es el sentido más necesario en el caso del protagonista donde el silencio acaba siendo el ruido más ensordecedor.

Pueden leer esta crítica y otros artículos más en: https://cinefilos2016.wordpress.com/author/starnine27/
StarNine27
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6 de diciembre de 2020
47 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La vida en la carretera

Sound of metal comienza mostrando la vida bohemia y errabunda de un dúo de rock compuesto por Ruben (Riz Ahmed) y Lou (Olivia Cooke). Son un grupo sencillo, formado por la voz y guitarra de Lou, y por la batería de Ruben. Ambos, además, son pareja y llevan vida de carretera y manta, pero son felices. Cuando Ruben comienza a notar que todo a su alrededor pierde su sonido, y que está sufriendo una perdida de audición ya casi total, su mundo se viene abajo.

A cualquiera en sus circunstancias le temblarían las piernas, pero Ruben tiene el hándicap añadido de que la música es su forma de vida y su sustento. Su dolencia implica dejarla y dar un giro aterrador a su vida. Todavía en un estado de ánimo muy lejano a la aceptación, y lleno de confusión, Ruben descubre una colonia para sordos donde puede aprender a valerse por sí mismo (lenguaje de signos, etc.) y a aceptar su situación.

Ruben acepta quedarse un tiempo en la colonia, pero al coste de romper cualquier contacto con el exterior, incluida Lou. Tras este primer dilema, Ruben tendrá que hacer frente a unos cuantos más al darse cuenta, cada vez más a ciencia cierta, de su situación. Y es que sufrirá la tensión de decidirse a permanecer en un lugar donde se puede sentir aceptado o seguir su inextinguible instinto de volver al mundo, a algo parecido a su antigua vida.

*Jugando con el sonido

Una de las características técnicas más interesante de Sound of metal el uso del sonido. Utiliza un ardid sencillo pero eficiente para que la película sea más inmersiva y comprendamos mejor el drama de Ruben. A veces escuchamos lo que cualquier persona sin sordera escucharía, a todo detalle, con un diseño de sonido cuidadísimo y puntilloso. Otras, sin embargo, Darius Marder nos hace escuchar lo que escucha Ruben. Es decir, absolutamente nada. Las escenas silentes nos resultan frustrantes, incluso opresivas, como si no entendiésemos nada de un mundo que sigue yendo a su propia velocidad. Cuando el sonido se recupera sentimos una sensación de alivio similar a quitarnos un enorme peso de encima.

Es decir, que no hacen falta subrayados melodramáticos, gestos histriónicos o una tragedia de baratillo para comprender el dolor de Ruben. El hecho de que sea batería, si bien las escenas musicales tampoco son tantas, añade un elemento físico de rabia, como si Ruben aporreando la batería descargase su ira contra el mundo. Sin embargo, no es un estallido sin control, Darius Marder nunca sobrepasa las líneas de la condescendencia. Alcanza bien el equilibrio.

Por lo tanto, The sound of metal no es una película que mire desde fuera al sufrido protagonista, regodeándose en el drama. Nos hacemos caminar junto a él, y sentir parte de su carga con un verismo y una naturaleza gratificantes. Todo parece verídico, plausible, natural. No es extraño tampoco que quizá haya algo de influencia del pasado de Darius Marder como documentalista (sin estar ni mucho menos ante un documental).

*Un batería en busca de sentido

Sound of metal tiene también un buen tratamiento de actores. Riz Ahmed hace un trabajo descomunal, hay algo en su forma de mirar que transmite un estado de ánimo concreto con una facilidad asombrosa. Las miradas de dolor, de desconcierto, de miedo, conmueven sin grandes gesticulaciones. Transmite fielmente la odisea de un hombre que acaba de nacer a un mundo, donde la pérdida de audición ha trastocado todo asidero al que aferrarse. Probablemente una de las actuaciones del año.

La presencia de Ahmed casi opaca la del resto del elenco, pero también hay buenos detalles donde fijarse. Olivia Cooke cumple correctamente en el papel papel de compañera sentimental y compañera musical de Ruben. Particularmente en el tramo inicial de la Sound of metal su papel tiene relevancia dramática en todo aquello que tiene que ver con el sacrificio de separarse de Ruben, para que éste puede adentrarse en la colonia.

En esta colonia tendrá un guía espiritual, Joe (Paul Raci). Encarna con la sobriedad necesaria al maestro veterano que trata de iniciar a un discípulo en el dominio de unas virtudes que, a partir de entonces, serán directrices para vivir. A destacar también la presencia de un veterano ilustre, el actor francés Mathieu Amalric. Se encarga de interpretar al padre de Lou y aporta una toque de distinción a la película.

*El dilema vital de Sound of metal

Sound of metal, más allá de ser una película de superación y de valerosa confrontación contra una dolencia física, tiene otros temas. Algo tan aparentemente sencillo como qué hacer con tu vida. Ruben siento la llamada de volver al mundo, de abandonar la colonia y tratar de luchar por su antigua vida. Incluso a costa de su salud. En este apartado de elección entre lo adecuado clínicamente y lo deseado internamente recuerda, por ejemplo, a The Rider (2017). Solo es preciso cambiar el rodeo por la batería.

La evolución del personaje de Ruben se muestra con naturalidad, pero no de una forma facilona u obvia. Hay momento en los que disfruta de felicidad y pertenencia, en otros se deja llevar por el abandono y la soledad, o sencillamente es alguien que más que lidiar con sus oídos, tendrá que hacerlo con su mente. No es fácil el dilema. ¿Qué hacer cuando aquello que da sentido a tu vida se te deniega irreversiblemente? No hay una respuesta realmente fácil, y Sound of metal no las ofrece. Pero consigue que nos interesemos por el camino que tomará Ruben.

No es baladí que el protagonista sea batería y deba evitar los ruidos estentóreos. Si bien no es una película sobre la música (como Whiplash, p.ej) el drama es mucho mayor si la vida del protagonista está íntimamente relacionada con la audición. El guion, coescrito por Darius Marder, trata de forma inteligente un tipo de películas, a veces espinoso, como el de enfermedades.

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Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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13 de abril de 2021
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hecho de perder de forma brusca uno de nuestros sentidos más vitales es un miedo que a todos nos ha rondado alguna vez por la cabeza. ¿Cómo reaccionarias tú, amante del cine, si perdieras la vista?, ¿Cómo afrontaría el catador una pérdida del gusto?, o ¿Cómo reaccionaría un músico a una perdida total de su escucha?. “Sound of Metal” nos adentra en la pesadilla de Ruben, un joven baterista de una pequeña pero prometedora banda de Black Metal que de manera repentina pierde casi su total audición.

Con el guion de “The Place Beyond the Pines” a sus espaldas, Darius Marder da el salto a la dirección de largometrajes en este profundo drama de discapacidad, nada típico, al que no se regodea en la propia desgracia del protagonista. Des de su inicio, Ruben, interpretado por un increíble e inmejorable Riz Ahmed, se batirá en una lucha consigo mismo para recuperar su audición o aceptar su hipoacusia, un proceso al más parecido duelo que dota la película de gran naturalidad y autenticidad, con un desarrollo donde nada se siente forzado, explorando la psicología ex adicta del protagonista, pasando por la negación, la ira y la negociación, e incluso por el aprendizaje, la solidaridad y la unión que le brindan sus semejantes.

Si bien Riz Ahmed hace una interpretación completamente sentida y emocional con la que engrandece enormemente la película, ésta, a la par que a su intérprete, se entrega a la pura magia y al brillante uso del ruido y el silencio. Los diferentes y complejos diseños de sonido complementan la aterradora experiencia con sentimientos y emociones que se nos cuelan por el oído, pasando por suaves y profundos sonidos de percusión, hasta por distorsionantes chirridos metalizados.

Una magnífica opera prima, cargada a los hombros de Ahmed y de las técnicas de sonido, que junto a una buena dirección y un notable guion que no decaen en clichés ni romantiza la sordera, hacen de ella mucho más que un drama de aceptación, causándome conmoción, y colándose en lo alto de las mejores películas del pasado año. “Sound of Metal” una obra de adaptación, intimista y a momentos angustiante, que hace del sonido enfrentamiento y evolución para encontrar belleza y paz en el silencio.
Víctor Baylach
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9 de abril de 2021
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este guion se preocupa de cada detalle, es un casete en la era de los CDs, ningún rango de sonido se pierde en esta película analógica. No es que se vea bien o que suene bien, el montaje de hecho es muy pulcro, pero el conjunto será muy bien ecualizado.

Diálogos importantes cuando no muchos (las palabras que el baterista le dedica a su pareja en casa del padre son un buen ejemplo), contrapicados que no apuntan a los personajes, sino a la copa de los árboles, a las nubes que se desplazan con el lenguaje del silencio. Imágenes que manifiestan su propio sonido, una realidad que siempre estuvo al alcance, esperando que el espíritu logre apreciarlo.

Detalles sensibles se despliegan en esta película que avanza sin prisas, que le dan cuerpo a una trama no menos importante. Hay simpleza en los acontecimientos, serán tropiezos, pero fluyen como una respiración. Actuaciones impecables, donde se distinguen emociones en cada pequeño gesto, en ausencia de las palabras.

Un baterista pierde la audición en la previa de un concierto. Lou toca la guitarra y el rock experimental se desliza en fraseos desgarradores al ritmo frenético de Ruben. Se produce el desfase entre las imágenes y la ausencia de sonido, la pérdida del oído es dramática para un músico.

Darius Marder priva al espectador del audio, lo atenúa y lo hace desaparecer. La alternancia de los sonidos reales y los del mundo del protagonista nos sumerge en la mente de Ruben, vivimos su experiencia sensorial con cierta angustia, pero el director jamás se compadecerá del baterista. Lo deja soltar su rabia en silencio y al espectador lo somete al tenue sonido del viento sobre la hierba. Esa alternancia del montaje de sonido es delicada, no se trata de una inmersión forzada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Anibal Ricci
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