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Pasiones secretas

Drama Una noche, al acabar su turno, Sandrine es despedida del local de striptease donde trabajaba como camarera, justo en el mismo momento que también despiden a Nathalie, una de las stripper. Las dos jóvenes no tardan en congeniar y en compartir confidencias y Nathalie, de cáracter frío y perverso, enseñará a Sandrine, mucho más cándida y cálida, a utilizar su sexualidad para obtener todo lo que se le antoje. Para probar sus teorías, ... [+]
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
11 de septiembre de 2009
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recomendada por algunos amigos, veo esta película, la primera de Brisseau que he tenido la oportunidad (o desdicha) de visionar. Para no extenderme en balde, señalaré que la película apunta maneras de buen director, diré que no pondré en discusión la belleza de la actriz protagonista, pero que es en sí una película floja, la típica de alto voltaje sexual sin mayor trascendencia. Probablemente si me la hubieran planteado por lo que es (más una película erótica con malos actores, que un verdadero thriller) le otorgaría la categoría de pasable, pero lamento decir que se trata de la típica francesada que detrás del exhibicionismo, trata de pasar por cine de qualité. Por eso mismo, incluso llega a ser enojosa: dos mujeres se conocen, se complementan y deciden, a través de su rabiosa sensualidad-sexualidad, medrar en el mundo financiero a costa de hombres de negocios aburridos de sus mujeres. Vamos, una sarta de tópicos repugnantes que deja al género masculino a la altura de marioneta y casi propone al femenino la prostitución como forma de progreso. Pero, por si fuera poco, el director quiere adornar poéticamente el engendro con escenas alegóricas (mucha pasión de Bach y aguilucho devorando penosamente un corazón) y, encima, darle tintes morales, con la inserción de Christophe, pura megalomanía masculina elevada a la trigésima potencia. Parece como si nos dijera: la mujer (cosificada como mero objeto sexual) utiliza al hombre (simplificado a mera billetera), para a su vez verse utilizada por el hombre. Y ustedes me disculparán pero para disfrutar de un machismo tan asqueroso (justificado bajo una supuesta justicia poética) con tanta escena gratuita sin gracia, casi que aconsejaría al incauto espectador que se fuera a ver directamente una peli porno. Igual es más sincera que estas Pasiones secretas.
Lucien
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9 de diciembre de 2023
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Cuando Sandrinne y Nathalie son despedidas con malas maneras del club de striptease en el que trabajan deciden unir sus fuerzas y entrar en una empresa que les ofrezca posibilidades de medrar, cosa que harán seduciendo a los hombres y vulnerando cualquier límite que haga falta.

Puede recordar "Pasiones secretas" a una novela decimonónica sobre espabilados arribistas que buscan el ascenso social, solo que situada en el contexto ultra-liberal de comienzos de nuestro siglo, sumando cine erótico y nada menos que un relato gótico de amor, muerte y libertinaje que se va filtrando como quien no quiere la cosa hasta estallar en un tercio final donde el director lo da todo y se pasa cualquier ápice de realismo por el forro, planos preciosistas, estudiados colores y música barroca mediante, convirtiendo la película en una fiesta perversa y alucinada que haría las delicias de un Jess Franco o del Kubrick de “Eyes wide shut” (que coincidan ambas películas con apenas unos años de diferencia no es casual).

Incide en el tópico de las lagartas que se valen fríamente de sus encantos para manipular al personal, a la vez que muestra esto como una vía de empoderamiento de gente puteada y desvalida, que sólo necesita atreverse a superar el límite de lo permitido para alcanzar la libertad, lo que está vedado para ellas en un mundo despiadado. Se crean unos vínculos de discípula y aprendiz como base de una “educación sentimental” muy poco sentimental, pues enamorarse resulta ser la peor de las debilidades y estos roles pueden cambiar de manera inesperada.

Parece que en un momento dado las motivaciones evolucionan, del uso instrumental e interesado del deseo ajeno a una búsqueda del deseo propio, sentirse uno mismo dominante y deseado. Y es que por encima de todo se encuentra el poder omnímodo y no precisamente descarnado del macho, el capital, la libre empresa, que no rinde cuentas ante nadie, igual o semejante a Dios y sin traba moral alguna (la peli tiene voyeurismo, incesto, infidelidad...); un poder sobre la vida y sobre la muerte que sólo la muerte misma es capaz de vencer y que se renueva constantemente. En la parte baja de la pirámide, la soledad de los pobres diablos que se dejan mover cual títeres por la promesa del placer; de nuevo el gris oficinista a la caza de la secretaria cachonda e insinuante con tal de sentirse vivo por una vez, sin alcanzar jamás ese placer. Fantasmas, como el padre de la protagonista, perdido al otro lado del jardín.

Tratándose de un film muy carnal, salpicado de numerosos desnudos (por cierto, absolutamente esculturales) y de secuencias de sexo (lésbico, sobre todo), la mirada es distante, incluso fría, con algo de esa verbosidad y teoreticismo tan gabachos, pese a que nos están hablando de corrupción, seducción, decadencia… Y es que la trama está concebida como un gran juego o simulación, sutil pese a lo explícito de las imágenes; el espectáculo de striptease con que arranca da una pista del puro artificio y del engaño cuya clave es, irónicamente, la desnudez.
Don Hantonio Manué
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