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Cuando el viento silba

Drama Kathy, una niña de quince años que vive en una granja de Lancashire, al norte de Inglaterra, encuentra a un fugitivo acusado de asesinato escondido en el pajar. Cuando le pregunta su nombre, el hombre, antes de desmayarse, sólo acierta a decir “Jesucristo”. Kathy, convencida de que es realmente Cristo, se lo cuenta a su hermano pequeño y a sus amigos, y entre todos deciden cuidarlo y evitar que los vecinos lo capturen. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
5 de octubre de 2008
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kathy vive con sus dos hermanos menores en una granja en la campiña inglesa en compañía de su padre y de su tía. Ya desde el comienzo, la película se inícia de una forma muy hermosa siguiendo a los niños a través del campo, húmedo y árido al mismo tiempo, que escondiéndose siguen a un hombre que lleva un saco en la mano, hasta el momento en que poco después descubren en el granero de la granja donde viven, a un fugitivo escondido e inconsciente. Kathy haciendo volar su imaginación inocente, cree que es Jesucristo y a partir de ahi se inicia una relación entre los tres hermanos que deciden cuidar a este misterioso hombre llevándolo en total secreto.

Pelicula que creo que retrata perfectamente la infancia y su mundo frente al cinísmo del mundo adulto, es una joya por la forma en que Forbes juega con cierto simbolismo y por su habilidad para atrapar ciertos momentos únicos a través de unas imágenes fascinantes. Quien la vea pensará seguramente en "El espiritu de la colmena", salvando las distancias claro, porque Forbes y Erice estan muy lejos el uno del otro, pero no hay duda de que Erice debió verla y que le tuvo que servir de inspiración de alguna forma. Y digo salvando las distancias, porque como he dicho, Erice está a años luz de Bryan Forbes, y también porque Forbes suele hacer alguna concesión en sus finales, pero bueno, nadie es perfecto :-)
Kansas
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7 de junio de 2012
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kathy (Hayley Mills), una niña que vive junto a sus 2 hermanos pequeños, su padre, su tía, y un capataz, en una finca a las afueras de un pequeño pueblo de la campiña inglesa, tras rescatar a unos gatos del estanque, donde al comienzo de la película vemos los arroja el capataz, les preparan a escondidas de sus mayores una cama en una caja de cartón en el granero, y discutiendo de cómo alimentarlos y cuidarlos, el pequeño dice que Jesús lo cuidara, que eso fue lo que le dijo una mujer del Ejercito de Salvación cuando le hablo de los gatos (escena que vemos al comienzo de la película), Kathy, les dice todo escéptica que Jesucristo esta muerto y que poco puede hacer como no sean ellos los que se hagan cargo, hermano y hermana pequeños se escandalizan, Kathy se medio preocupa, y abandonan el granero.

Al llegar la noche, Kathy se acerca a escondidas al granero, y cuando en plena oscuridad está comprobando como están los gatos, levanta la cabeza y se lleva un gran sobresalto al encontrarse un tipo desaliñado, barbado, y con la frente herida (Alan Bates) que ante la pregunta de la niña de quien es, y con también cara de sobresalto exclama "Jesucristo" (suena como un lamento) y se desploma sin conocimiento, Kathy sale huyendo con la convicción de que ese hombre es el autentico Jesucristo que se encuentra allí como consecuencia de esa probable blasfemia narrada en el primer párrafo.

Sigue en spoiler por falta de espacio:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tiznao
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13 de enero de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un susurro de ingenuidad recorre la pantalla y la tiñe con el color de la dulzura.
Su eficaz estilo narrativo denota voluntad de suavidad y perfiles redondeados.
La película es intensa, directa, cercana y el ambienta rural le proporciona un adicional valor de espontaneidad.
B. Forbes capta a la perfección el espíritu de un excelente guión -K. Waterhouse y W. Hall- y consigue que el argumento fluya como empujado por el encanto de su propia exquisitez.
La interpretación de los niños es magnífica, sin asomo de afectación y con enorme capacidad de convicción.
Entre la delicadeza y la tensión, el ejercicio de los contrastes configura el camino adecuado para que una trama de gran cine familiar salte a las carteleras con el deseo de dejar huella.
ABSENTA
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23 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “Whistle Down the Wind” (1961) de Bryan Forbes con Hayley Mills, Bernard Lee, Alan Bates, Norman Bird, Elsie Wagstaff, Diane Holgate, Hamilton Dyce, entre otros.

Drama basado en la novela homónima de 1959, escrita por Mary Hayley Bell sobre algunos niños que creen que un convicto fugitivo es Jesucristo y tratan de esconderlo de los adultos.

El filme de 95 minutos lo tiene todo:

Humor, patetismo, actuación experta, una hermosa cinematografía, hermosa banda sonora y trata las cuestiones más profundas de la existencia humana; temas de creencia, fe y el significado del amor.

La autora del libro se basó en sus propios 3 hijos, incluida Hayley Mills, la protagonista, y se cree que su título se inspiró en el sonido del viento alrededor de las ventanas de arco de The Wick, la casa de la familia Mills Belll en Richmond Hill, Londres; y también el nombre del título proviene originalmente de la actividad de cazar con aves rapaces entrenadas, y significa “dejar que un halcón vuele libremente”

Entonces, la novela se convirtió en una obra de teatro, y los derechos cinematográficos fueron comprados por Bryan Forbes y Richard Attenborough, donde inusualmente, casi todos los personajes principales son niños; todos magníficos, sin asomo de afectación y con enorme capacidad de convicción; por ello, la película intenta mostrar el mundo a través de los ojos de un niño inocente gracias a las expresiones faciales de los actores, incluido el hermosísimo Alan Bates en su debut, que nos permiten saber exactamente lo que está pasando en sus mentes, pero sutilmente, de una manera que nunca se ve hoy en día en películas donde todo debe ser; y así, los niños interactúan de forma totalmente natural, y no son meramente crédulos, sino curiosos y cuestionadores.

En especial Hayley Mills, hija de Sir John Mills y la autora, encarna a ese niño que todos fuimos alguna vez, mediante una amplia gama de registros sorprendentes en alguien de su edad, y por aquello del tema mitómano; sin olvidar al pequeño Alan Barnes como Charles, todas sus escenas son impagables.

Y es que los niños eran escolares locales reales de las aldeas de Lancashire alrededor de Burnley y Clitheroe que se utilizaron como extras; mientras los niños de la escuela primaria de Chatburn interpretaron a “los discípulos”

Técnicamente, esta es la primera película de Bryan Forbes que fue un gran éxito de crítica y público, influyendo en muchas películas posteriores; todo un susurro de ingenuidad que se tiñe con el color de la dulzura, abarcando una delgada línea entre la fantasía y el realismo poético valiente, gracias a su eficaz estilo narrativo denota voluntad de suavidad y perfiles redondeados; porque es una película intensa, directa, cercana y el ambiente rural le proporciona un adicional valor de espontaneidad; pues retrata perfectamente la infancia y su mundo frente al cinismo del mundo adulto, toda una joya por la forma en que Forbes juega con cierto simbolismo y por su habilidad para atrapar ciertos momentos únicos a través de unas imágenes fascinantes.

De ahí que la historia contrasta la fe inocente de los niños con la de los adultos pragmáticos y desconfiados; con muchas alegorías, en personajes y eventos paralelos a los que se encuentran en la literatura cristiana histórica; pero sobre todo es un canto a la inocencia y la vulnerabilidad de la infancia.

Llena de simbolismos referentes a La Pasión, encontramos escenas como la negación a Jesús con el silbido de un tren hasta la presentación de los 3 Reyes Magos y seguidos por un grupo de niños del campo/pastores hasta “La Última Cena” en la fiesta de cumpleaños a la escena de una crucifixión y una curiosa esperanza en La Resurrección.

En el fondo, la película trata hábilmente de la cambiante Inglaterra de la época a principios de los 60s, la corriente principal del cristianismo había comenzado a perder su influencia sobre el pueblo inglés, aquella época del obispo Robinson y el debate sobre “Honesto con Dios”; la iglesia decadente y saqueada es representativa del declive de la religión organizada, yuxtapuesta con la “verdadera” fe de los niños.

Sin embargo, las figuras religiosas no son ridiculizadas como sería el caso en la mayoría de las películas modernas, sino que se las trata con simpatía.

Me gustó particularmente la expresión de incomodidad en el rostro de la maestra de escuela dominical, cuando le hacen una pregunta sobre Jesús que ella sabe que no puede responder con honestidad, y que torpemente elude; en contraste con las preocupaciones de los niños sobre Jesús, las preocupaciones de su vicario local son terrenales; por ejemplo, después de ser interrumpido en su lectura en un café, el Párroco evita todas las preguntas sobre Cristo, y cambia el tema acusando al mundo de robar propiedades de la iglesia...

En muchos sentidos, la película es una elegía por una Inglaterra perdida, una Inglaterra donde los niños deambulan libremente por el campo, donde el teléfono más cercano está a media milla de distancia, y donde los niños viven en relativa pobreza material, pero con un fuerte amor familiar, donde los placeres simples se disfrutan y la fe permanece.

SIGO EN LA ZONA DE SPOILERS POR FALTA DE ESPACIO
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Alvaro Zamora Cubillo
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10 de diciembre de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cuando el viento silba" de Bryan Forbes es una obra de otro tiempo de esas que hoy a nadie se le ocurriría hacer por su temática argumental relacionada con el catolicismo y con la inocencia infantil (¿dónde se quedó la ingenuidad de los infantes de hoy en día?).

Muy bien interpretada por los jóvenes protagonistas (en especial, una Hayley Mills que se come la pantalla en cada plano que sale) y correctamente secundados por Bernard Lee (el eterno M de las primeras pelis de James Bond), y Alan Bates (actor inglés que no me dice gran cosa en las películas en que le he visto), me parece una correcta película británica (¡cómo no!), pero a la que su argumento principal lastra en exceso haciéndose un poco pesada en su última parte.

Se deja ver, pero no es una obra maestra como indican el resto de críticas.
wayans
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