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Gorbaciof

Drama Narra la vida de Marino Pacileo, más conocido como “Gorbaciof“. (FILMAFFINITY)
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Críticas ordenadas por utilidad
1 de diciembre de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata, sin lugar a dudas, de una película de actor. Todo gira en torno del personaje de Marino Pacileo, alias Gorbaciof, al que da vida con solvencia el actor Toni Servillo. A Gorbaciof se le podrían adjudicar los tres adjetivos con que Valle-Inclán presentó a su personaje el Marqués de Bradomín: feo, católico y sentimental. Para que quedase perfectamente definido habría que añadir solo dos más: ludópata y justiciero. Gorbaciof es avaro y contenido en palabras pero generoso y ruidoso en movimientos, lo que le emparenta con el chulo castizo patrio. Tiene una vida muy rutinaria y constreñida hasta que considera oportuno con toda naturalidad ensancharla, haciendo gala de una seguridad en sí mismo muy verosímil, dada su personalidad. Hay detalles muy conseguidos que le retratan: la americana —entallada y arrugada— del único traje que le conoceremos durante toda la película dice más de él que veinte opiniones sobre su manera de ser recogidas en su entorno más cercano.

En el reparto sobresale también la actriz china Mi Yang, que según contó el director de esta película, Stefano Incerti, fue seleccionada mediante un “casting” pionero a través de Internet, ya que las candidatas atendían desde Shangái a las indicaciones de sus jueces que se encontraban en Italia. Mi Yang compone un contradictorio personaje hierático de gran expresividad como requiere el papel de Lila.

La relación entre la pareja protagonista es de una gran originalidad y cuesta encontrar precedentes. A pesar de que uno no quiere hablar y la otra no sabe hablar se acaban entendiendo, lo que demuestra que la comunicación entre dos personas es más una cuestión de interés que de equiparación. La atracción de Gorbaciof por Lila es muy comprensible y la de ésta por el primero queda perfectamente justificada con una frase redonda de las pocas que pronuncia: “Cuando no hay tigres los monos se quieren hacer pasar por tigres, pero siguen siendo monos. Tú eres un tigre”.

La trama es sencilla porque, como hemos dicho, lo importante es el conocimiento en profundidad del protagonista. La acción no consigue —y seguramente no pretende— que nuestro hombre mueva más a la estima que a la curiosidad.

El marco napolitano —en el que la Camorra está ausente, pero no así la violencia con la que connota a esta ciudad— está muy indicado para el desarrollo de la acción.

La moraleja es triste, pero seguramente exacta: en la vida del fatalmente derrotado puede haber oasis, con espejismos incluidos, pero no redención.
Martes Carnaval
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