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La chica del brazalete

Drama Lise, de 16 años, está acusada de haber asesinado a su mejor amiga. Durante el juicio, sus padres la defienden de manera inquebrantable. Sin embargo, a medida que la vida desconocida de su hija comienza a desvelarse, aparece en ellos la sombra de la duda. (FILMAFFINITY)
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
9 de febrero de 2021
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un interesante drama judicial nos depara esta película francesa en la que alterna muy bien el proceso judicial, con la vida familiar de la sospechosa, entre unos padres que intentan convencerse de su inocencia ante las dudas que surgen al ir descubriendo  cosas de la intimidad de su hija. 

Lise Bataille, de 18 años está disfrutando unos días de playa junto a sus padres y su hermano menor cuando unos gendarmes llegan y detienen a la joven, es sospechosa de haber matado a su mejor amiga en una fiesta de adolescentes. Dos años después con un brazalete electrónico en el pie comienza el juicio...  

La pregunta es si los padres conocemos realmente a nuestros hijos, el guion y dirección son de Stéphane Demoustier (hermano de Anais Demoustier que se reserva el papel de la fiscal) y se basa en un caso real ocurrido en Argentina del que ya existe una película de 2019 titulada "Acusada" de Gonzalo Tobal . Por lo que puede considerarse un remake trasladando la historia a Francia.

Roschdy Zem y Chiara Mastroianni interpretan a los escépticos padres que día a día en el juicio van conociendo testimonios y exposiciones que parecen incriminar a su hija sin lugar a dudas, pero sin ninguna prueba irrefutable de su culpa.  Sorprende la actuación de la inculpada la actriz Melissa Guers que siendo su primer papel consigue con un enigmático semblante sembrar la duda de su culpabilidad.
Destino Arrakis.com
videorecord
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15 de febrero de 2021
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La fille au bracelet está dirigida por Stéphane Demoustier, quien dirige a su hermana (Anaïs Demoustier), que es la fiscal. La acusada es Lise (Melissa Guers), quien presuntamente ha asesinado a su mejor amiga una noche tras quedarse a dormir en su casa después de una fiesta. Su padre (Roschdy Zem) y su madre verán el juicio como un proceso largo y pesaroso en el que tendrán que conocer muchas cosas que desconocían de su hija, entre ellas sus apetencias sexuales. Al espectador, en todo momento, se le presentan las pruebas y poco más, es decir, nos dejan libremente que saquemos nuestras propias conclusiones sobre el caso.

Y es que en LA CHICA DEL BRAZALETE todo es tal cual se cuenta. No acabamos de empatizar con Lise, puesto que Melissa Guers no da señas de arrepentimiento, sino más bien frialdad, que no es otra cosa que una coraza tras un juicio que se alarga durante más de dos años. Si bien es cierto que el espectador puede tomar decisiones sobre su culpabilidad, el filme en ningún momento lo deja caer. Aguanta las embestidas de la fiscal y el juez mientras el espectador se pregunta qué sentiría de saber todo lo que sus padres conocen a medidad que el juicio avanza. El filme es también una mirada crítica a la sexualidad en la juventud, cómo la sociedad se escandaliza y es capaz de juzgar a una persona por ello sin ni siquiera tener pruebas de culpa.

En definitiva, LA CHICA DEL BRAZALETE es una interesante propuesta francesa. Cine de juicios, tan aséptico como su protagonista. Su punto más fuerte es a la vez el más débil, pues deja que el espectador hile por sí mismo y decida si Lise es la cupable o la inocente. Un juicio visual, sobrio y cargado de cierto hipnotismo que nos acompaña hasta el final. Buena crítica a la sociedad, a la desconexión de padres e hijos y a la etiqueta apresurada. Echadle un vistazo.
XuCoOo
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14 de febrero de 2021
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde Francia nos llega otro ejemplo de como hacer cine una película atractiva con los mínimos recursos. Un cine sencillo pero cargado de reflexiones sobre las relaciones entre padres, hijos, el entorno y la sociedad, que merced a un suceso trágico y violento desata un mar de dudas entre los personajes que conforman la trama.

Fundamentalmente es un Thriller con juicio, pero a la francesa, muy lejos de tantas películas americanas que tenemos archivadas en la memoria, pero en mi opinión, igual de eficaz en el interés que despierta y mucho más compleja en poner de manifiesto las aristas de todos los personajes, sus causas y el sentido de sus actos.

Es impecable el trabajo de todo el reparto y la capacidad que tiene el el director ,Stéphane Demoustier, para hacer que brillen todos sus integrantes pero se mantenga el foco en la figura de la díscola hija adolescente acusada por el asesinato de su mejor amiga y magníficamente interpretada por Melissa Guers que es la verdadera pieza sobre la que gira toda historia y a la que su indiferencia emocional y sexualidad fluida consigue generar desconcierto en sus padres, que creían conocer a su hija y así como al jurado que la observa esperando una señal para emitir sentencia.
kawenzotz
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10 de febrero de 2021
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El juicio a un estilo de vida

En 2018 se estrenó en Argentina la película “Acusada”, inspirada en hechos reales. Nuevamente, se retoma la historia desde una perspectiva distinta en La chica del brazalete, en esta ocasión, por Stéphane Demoustier. La historia se plantea cómo una gran incógnita en torno a la posible homicida del asesinato de su mejor amiga. Sin embargo, este film ha apostado más por realizar un retrato social y familiar de lo que envuelve a la protagonista. Por lo cual, el propio homicidio no se posiciona en primer plano, sino que las consecuencias que provoca es la principal línea narrativa. Gracias a ello, se van conociendo los detalles de la vida juvenil de ambas, lo que desemboca en un debate que muestra la todavía culpabilización de la sexualidad de la mujer y atribuirlo a un perfil negativo.

Su mayor fuerte se presenta en esa reflexión sobre los vestigios de una educación todavía marcado por el decoro, aprovechándose de episodios de la vida de la joven para perpetrar un juicio paralelo en su estilo de vida. Sin duda, es un reflejo del desfase generacional que hay en la actualidad, manteniendo un aroma fresco ante la escena. Sin embargo, el problema surge, en la historia, por su carácter lineal en la mayor parte del largometraje. A pesar de comprenderse las intenciones, el espectador puede sentir que la energía no tiene momentos que emocionen, por lo que se convierte en una historia demasiado neutral. En consecuencias, la interesante reflexión que se propone pierde efecto al no efectuarse una buena gestión sensitiva. Aun así, no aburre en absoluto y se ve un planteamiento que cuestiona el actual sistema social y público en torno a la figura de la familia.

*Impasible dolor

Es difícil lograr construir una interpretación basada en la pasividad más absoluta, pero, al mismo tiempo, no convertirse en un personaje tedioso. Por lo cual, lo que hace Melissa Guers en La chica del brazalete es de aplaudir, al reposar su interpretación, pero con un sutilidad en su expresividad exquisita. Los pequeños estímulos que recibe el espectador indican perfectamente la complejidad psicológica a la que está sometida su personaje. A pesar de no utilizar apenas el diálogo, su ejercicio de contención es magnífico y aporta el alma necesaria a su Lise. Después, Roschdy Zem equilibra la sinergia de la película, con un trabajo actoral más pasional y sentimental, manteniéndose en la sintonía de la identidad propia del film. Su Bruno, padre de Lise, expresa perfectamente el dolor interior que sufre y el arco evolutivo a su alrededor.

La Fiscal General llega envuelta en la piel de Anaïs Demoustier, hermana del realizador y una de las actrices francesas más reconocidas en los últimos años. Una vez más, Demoustier demuestra una fuerza excelente en la pantalla, con una interpretación que llega al espectador. Además, al tener que ser la antagonista del film, esa incomodidad que provoca traspasa la pantalla y el público siente los golpes dramáticos de la actriz. No se puede negar que es la actuación más consolidada del film, con una fuerza arrolladora estupenda. Por otra parte, Chiara Mastroianni comienza de una forma más suave y en un plano más secundario, pero en su momento cumbre, demuestra el carácter y luce totalmente en su monólogo. Para terminar, Paul Aïssaoui-Cuvelier cumple con su función, de una forma muy natural, y una verosimilitud muy bien trabajada.

*Las confesiones

Desde el principio se puede ver que La chica del brazalete tiene la intención de seguir los esquemas más predominantes en el género judicial cinematográfico. Realmente, la construcción del espacio en el resto de localizaciones no tienen la misma importancia y su propósito es más circunstancial. Por ello, la dirección artística obtiene una gran atención durante las secuencias del juicio, donde la acción y las palabras toman mayor envergadura. De esta manera, visualmente se vuelve muy atractiva durante el transcurso del juicio, pero se mantiene demasiado ligera en los espacios externos. Por lo cual, hay que aplaudir su labor en gran parte del film, aunque hubieran podido aprovechar aún más las posibilidades artísticas que les ofrecía la propia cinta. Después, el uso del color rojo es predominante, evocando a la propia sangre y pasión, pero también a una fragancia de ansiedad y ahogo, que asienta la identidad de la película.

La dirección de fotografía tiene un acabado muy sugestivo, con una buena elección de planos, que obtienen un resultado estético muy cuidado. En su disposición no se ve una intención de captar la atención con grandes emplazamientos con la cámara, por lo que se da más importancia a cómo capta el propio movimiento. Después, hay algunas secuencias algo explícitas, que no se ven totalmente justificadas en pantalla, aunque tampoco desentonan. Es decir, dan más detalles, pero sin ser éstos imprescindibles. Luego, el ritmo de la cinta cumple con esa impasibilidad antes mencionada, lo que deja tiempo para ir reflexionando el film. A una parte de la audiencia le puede gustar esta estructura, mientras que para otros puede ser algo más densa de lo que se esperase. Para terminar, la simbología que se va utilizando, es acertada, pero sin ir mucho más allá.

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Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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15 de febrero de 2021
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película sitúa al espectador en la posición de jurado en un caso de asesinato. La mayor parte ocurre en el interior de una sala de vistas, escuchando a testigos, abogados y a la acusada, una muchacha adolescente, a la que se acusa de matar a su amiga. El planteamiento se mantiene como una estrategia cinematográfica decidida, que no se traiciona en ningún momento. Interpelado como jurado, el espectador se toma su tarea muy en serio: máxima atención a cada palabra, a cada gesto, sobre todo de la acusada, quien no deja de generar impresiones contradictorias debido a su silencio, roto muy ocasionalmente siempre con un atino fascinador, a su aparente frialdad y firmeza. Podemos imaginar (no se ve en la película), que la acusada es de esos carácteres que generan debate en tertulias televisivas, que hechizan a la gente corriente, unos la odian, otros la adoran.

El papel que le toca representar al espectador, el de observador, el de vouyer, el de escudriñador, apela a nuestro sentido del morbo, a lo mucho que nos fascinan en la vida real este tipo de historias por las que sentimos una atracción que enlaza con esos seres que pasan del anonimato más absoluto a una fama funesta en cuestión de pocos días, y que a veces parece que nacieron para ello. Cada país tiene sus crímenes morbosos, y sus presuntos asesinos, que despiertan pasiones y alrededor de los cuales crecen las teorías conspirativas.

En esta película te toca ser jurado, y, según mi opinión, pese a ser una peli y tu un tipo sentado en una sala, ello no te escatima las responsabilidades derivadas de esa condición: ser jurado tiene su rollito morboso, vas a ver las fotos de la escena del crimen, pero también supone un peso muy pesado, el de tomar una decisión muy chunga. Los responsables de esta película se lo han tomado en serio, por eso la película acaba como acaba. Y es interesante situarse aquí, porque nos permite chequear los límites del la justicia, ver las costuras del sistema, que no puede hacer mucho, solo intentar comprender lo que ha pasado y darle una explicación que en realidad es imposible de dar por lo complejo de la naturaleza humana. Por no hablar de lo difícil que es mantener la cabeza fría para ver las cosas en la perspectiva adecuada.

En general, la película me gusta, ojalá pudiera comentar más cosas, el spoiler me lo impide. Como los casos mediáticos, despierta un apetito voraz de hablar de ello, de iniciar un debate enconado. La ejecución es buena, las interpretaciones también. Se queda, sin embargo, la película, demasiado corta, demasiado raquítica. Hay personajes que bien valen una mayor indagación para viajar con ellos hacia alguna cosa más. Obligar al espectador a ser jurado, a no ver más casi que lo que podría ver en un juicio real, condena la película a lo superficial que es todo juicio, porque en una sala de vistas, acaso se haga justicia, pero no sale a la vista más que la punta del iceberg.
Uma
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