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Miedo en la ciudad de los muertos vivientes

Terror En la ciudad de Dunwich, en Nueva Inglaterra, el suicidio de un cura convierte en realidad una vieja maldición. Las puertas del Infierno se abren de par en par y liberan una horda de zombies que salen de sus criptas en busca de carne fresca... (FILMAFFINITY)
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
22 de febrero de 2007
46 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Lucio Fulci existe una división de opiniones para los seguidores del cine de terror. En un extremo definido como un genio y en otro como un imitador sobrevalorado.
Al igual que otros de sus compatriotas y ‘genios’ como Dario Argento o Mario Bava, entre otros, obviamente el tiempo les ha dotado de un culto que algunos considerarán (in)merecido.

Como esto es una crítica y no un artículo hay que ser parcial y mojarse:

Las películas de Dario Argento no me gustan salvo “Opera” (1987), pero sí admiro la dirección, sus virguerías visuales y la ingeniosa-llamativa puesta en escena de bastantes de ellas. Aunque siento verdadero terror no por los asesinatos sino por la vergüenza ajena de esos asesinos ridículos enfundados con guantes negros y su cómico desenmascaramiento final digno de “Un cadáver a los postres”.

Mario Bava me resulta el más regular. Tal vez al trabajar a las órdenes de Jacques Tourneur se le pegase algo porque “La máscara del demonio” (1960) es una de las películas más significativas y novedosas para la época de su género. Su portentoso estilo visual y películas como “Las tres caras del miedo” (1963) o la imitada hasta la saciedad “Bahía de sangre” (1971) le han dotado de bastante culto por el que no extraña retrospectivas en filmotecas o en canales de cine.

Y Lucio Fulci tiene una película muy interesante y posiblemente la más compacta de toda su filmografía llamada “Angustia de silencio” (1972) que en realidad tiene poco que ver con sus incursiones en el universo zombi. En “Miedo en la ciudad de los muertos vivientes” están sus aciertos: efectismo a tutiplén con una genial lluvia de gusanos o un interminable vómito de vísceras –trabajar como actor a las órdenes de Fulci entiendo que no tenía que ser agradable– como sus descalabros narrativos: la historia (si la hay) es un simple pretexto para conseguir el impacto y la atmósfera pertinente (esta vez deudora de Lovecraft).

Resultan imperdonables la secuencia del taladro, que pese a conseguir su objetivo no pinta nada en el conjunto, y uno de los finales más desafortunados de la historia y al parecer improvisado en la moviola.
Los fanáticos del director italiano perdonarán las miserias y los detractores se frotarán las manos. Personalmente creo que con este material y punto de partida Carpenter hubiese realizado un filme mayor y que Fulci se quedó a las puertas de conseguirlo.
Maldito Bastardo
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25 de agosto de 2007
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Amar el cine fantástico, en toda su categórica y maravillosa extensión, es amar Paura nella città dei morti viventi. Si no, eres una puta mierda".

Esto no lo afirmo yo, sino el bloggero Toby Dammit en su weblog "spezzandosi nel colore giallo". Y oye, el tío estará como una puta cabra, pero tiene razón. La discusión surge de un problema de expectativas: hay quien espera encontrar una historia bien trenzada y urdida y hay quien espera encontrar un carrusel de imágenes grotescas y terroríficas. No sé porqué, pero en Fulci ambos conceptos sólo conviven cordialmente en la magistral Angustia de silencio. Tampoco es que me importe, yo sé muy bien lo que quiero y lo que espero: que Fulci sea Fulci, sin más. Si alguien da más importancia a la trama que conecta una serie de estampas terroríficas que a las propias estampas en sí, es algo que no me incumbe. Simplemente habrá demostrado que no tiene ni pajolera idea de de qué va el cine del italiano, o que lo habrá entendido a su muy extraña manera.

En Fulci una chica vomitando su paquete intestinal puede justificar perfectamente una película, porque en su cine lo asqueroso se torna bello, por una cuestión de personalísima artesanía gore que no acabo de pillar o porque Fulci es un genio capaz de sublimar hasta las imágenes más nauseabundas y repugnantes. Lo sé, es una lógica de enfermo mental, pero sólo hay que contemplar Miedo en la ciudad... para comprobar que es cierta, de pe a pa. La historia es un pretexto para ofrecer horror en su estado más puro, y este refulgirá con un brillo demencial que lo hace memorable. Nada tiene sentido como tampoco nada tenía sentido en Inferno, que sigue siendo una obra maestra (y bastante superior al film que no ocupa, para ser sinceros). Es algo que ocasionalmente le puede costar factura, pero que debe ser así, al menos en el universo malsano del autor de El más allá.

Así las cosas, vosotros veréis si sois una puta mierda o si la puta mierda es un servidor, que todo puede ser.

Lo mejor: a elegir: la lluvia de larvas, la enterrada viva, la atmósfera de la ciudad...
Lo peor: intentar comprender una trama que no tiene ni pies ni cabeza.
nachete
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26 de julio de 2010
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si ésta es tu primera experiencia con Fulci y has disfrutado, tranquilo, amigo. No te apures. Ni estás enfermo ni estás pasando por ningún tipo de crisis cinéfila. Posiblemente lo único que ocurre es que el viejo Lucio ha conseguido despertar en ti algo que desconocías: tu propio instinto voyeur. Un instinto que todos llevamos dentro y que nos empuja a mantener la vista clavada ante cualquier espectáculo que nos ponga los pelos como escarpias. Por muy horripilante que sea. Extraña fascinación, dirán muchos. Y con razón. Yo lo llamo morbo. Porque es al morbo del espectador a lo que apela Fulci. A su atracción por lo repugnante. Por lo escabroso. Por lo macabro. Por lo truculento. Por lo sádico.

Quizás por eso mismo Fulci jamás se preocupó de que sus historias estuvieran dotadas de un engranaje narrativo impecable. Por eso mismo se la trajo al pairo que sus guiones fueran un despropósito absoluto. Lo único que le interesaba al viejo Lucio es que el impacto de sus escalofriantes secuencias surgiera el efecto oportuno. Y a fe de Dios que lo consiguió. Prueba de ello la tenemos en “Miedo en la ciudad de los muertos vivientes”, una peli que -sin ser de su mejor cosecha- sí constituye un magnífico paradigma de todo cuanto Fulci pretendía provocar en su impagable público: angustia, inquietud, desconcierto, malestar, desasosiego, náuseas… En una sola palabra: grima.

Aprobado alto, por lo tanto, para una peli que dispensa lo que todo adepto a Fulci espera del italiano y que añade -además- una atmósfera gótica de lo más interesante. Ah, y un desenlace que (fortuitamente, dicen) acojona un montón. Y si no, paraos a pensar… ¿Qué cojones pasa con el crío?
Taylor
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25 de agosto de 2010
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué pasó por mi cabeza para ponerme delante de una película italiana de terror de hace 30 años? Ni siquiera sé responder yo mismo, tal vez porque hay que ver de todo y el subgénero de terror italiano con ingredientes gore y de los ochenta me faltaba por probar, tal vez me debió pasar por la cabeza el taladro del pobre personaje que acaba de esta manera su aportación en la trama. El caso es que la primera escena da miedo de cojones, la vi con mi primo y estábamos asustados de verdad, también ilusionados, podía ser una película interesante. Pero no, el cura ahorcado en el cementerio es posiblemente el mejor inicio pero la esperanza de pasarlo bien quedó en eso, lo que viene después es más un desbarajuste sin interés con una historia floja de verdad. El mínimo interés se mantiene por ver de qué manera fallecen algunos personajes, yo me quedo con el del taladro en la cabeza, desde luego. Otra aportación destacable es la pobre mujer enterrada viva pero en general apenas queda nada más para quienes sólo nos aproximamos al género por azar, sin convicción, y desde luego sin la afinidad necesaria que, eso ya lo sabemos, hace elevar la nota según la inclinación de los gustos, nunca por la calidad de la cinta. Y como eso es lo que cuenta, la calidad, señalaré sin problemas que esta italianada es muy prescindible.
Luisito
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15 de agosto de 2008
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sólo del gore vive Lucio Fulci. Por lo visto también sabía hacer buenas películas de terror. Terror, entendido (como he dicho otras veces), como esa sensación de angustia irracional, pero tan satisfactoria en ocasiones. Y esta película sí genera miedo. Y genera miedo porque tiene una música extradiegética que genera miedo (bravo por Fabio Frizzi), maravillosa, acojonante en definitiva. Da miedo porque la atmósfera es tétrica, logradísima, Dunwich da miedo con sólo verlo. Porque los personajes son naturales, tienen temores alejados de la diégesis de la película, están bien definidos, son neuróticos, obsesivos, en definitiva, enganchan. Y sobre todo, nos da miedo porque el guión está bien construído, genera un suspense angustioso en cada una de sus escenas y porque no abusa del gore "humorístico" de otras de sus filmaciones, como "El más allá" por ejemplo. Además, la historia tiene sentido (dentro de su propia diégesis claro está) y da cierta veracidad a los hechos. Por todo ello, esta película si me divirtió. Sobre el desenlace hablo en el spoiler.
En definitiva, muy recomendable película de Fulci, sobre todo para fans del terror. Por fin Fulci, me convenciste, sabía que tenías talento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
antonio_corleone
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