El estrangulador de la noche (TV)

Tras "Una historia alucinante", que batió records de audiencia en TV, estaba cantado un nuevo telefilme del periodista -detective de lo insólito y paranormal, Kolchak. Este segundo telefilme supera en tensión, misterio y originalidad al primero, partiendo de premisas muy similares. Kolchak es un personaje que bebe tanto de W.H. Hogson y su detective Carnacki, como de personajes de la Hammer, sin embargo situados en una sociedad contemporánea. Nihilista, sardónico, cínico, corrosivo y tremendamente egoísta, donde su máximo interés es que conozcamos la verdad que solo el descubre, como el Mulder de "Expediente X", el personaje de Kolchak es un bombón para cualquier actor y Dsarren MacGavin asume ese rol como una segunda piel y cree en él.

La historia recuerda poderosamente a una de las mejores de "Expediente X", llamada Tooms. De hecho, Kolchak inspiró a Chris Cárter en su famosa serie, así que puede ser un homenaje. Su realización es notable, con unas magnificas, por lo tenebrosas, escenas nocturnas y del subsuelo de la ciudad de Seattle, todo un logro en la puesta en escena, un oscuro retorno al pasado.

Este telefilme es una joya del género de la fantasía y terror asociado a lo paranormal. Quien sea un devoto seguidor del género, como recomendación, debería conocerlo y ver que los años 70 fueron fructíferos y pioneros en la redefinicion del género.

Antes de ser estudioso del cine y sus técnicas, soy espectador; del mismo modo en que, antes de ser escritor de novelas, soy lector. Filmaffinitty es un punto de referencia para el espectador, y todo aficionado al cine que desea saber si un filme merece o no la pena; a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena, buenísima, a mala, malísima, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: BUENA.
Hablar de series; de los años setenta... parece un poco trasnochado; sobre todo a la hora de calificar positivamente dicha simbiosis. Con sus más y sus menos, la serie que protagonizara el inefable periodista/detective Kolchak entre 1974 y 1975, tuvo dos magníficos episodios piloto, cuyo nivel de audiencia catapultó "The night stalker". Estos dos largometrajes están muy alejados de lo que fue el resto del serial, con un total de 20 capítulos de menor duración. El primero, "El vampiro de la noche" (1972), se halla inscrito en los anales del género vampírico, convertida en una pequeña pieza de culto. El segundo, aquí analizado, es sin lugar a dudas una pequeña joya, por cuanto es capaz de trasladar el género gótico a la infestada urbe moderna, aderezándolo con una cierta comicidad. Siguiendo la tradicional voz en off de las películas detectivescas, seguiremos sin ningún pudor a este excéntrico detective de lo paranormal, con el aroma de los terrores añejos. Muy recomendable para los nostálgicos del género.

La he vuelto a ver después de más de 30 años, la primera vez fue por televisión en blanco y negro, ahora más adulto esperaba verla como un relato tonto e infantil, me ha vuelto a sorprender. Se agradece la pulcritud de la fotografía, escenarios diurnos bellos de la ciudad de Seattle, podemos recorrerla con el protagonista hasta por los ascensores del edificio que asemeja un platillo volador y que fue reutilizado en posteriores films como Men In Black o Marcianos al Ataque. Eso sí, Seattle bella sólo de día ya que gracias a Dan Curtis, en la noche nos sumergimos en un atmósfera distinta, calles con niebla, intrigantes, callejones húmedos y solitarios en apariencia, escondrijos secretos para el común de los mortales y con una cámara que nos observa, cómo indicando que el estrangulador espera al acecho.

Se trata de la continuación del telefilm "Una historia alucinante" (The Night Stalker, 1972), dirigido por John Llewellyn Moxey, y estos dos telefilms generarían la serie de TV "Kolchak" (Kolchak: The Night Stalker, 1974-1975), también protagonizada por Darren McGavin, en el inolvidable papel del periodista Carl Kolchak, investigador de lo insólito.En este caso concreto, la dirección de Dan Curtis y el guión de Richard Matheson crean una curiosa intriga situada en la ciudad de Seattle, una intriga en la que se suceden los asesinatos de mujeres jóvenes. La idea de la ciudad subterránea como refugio del asesino es muy interesante, y, como recurso argumental, recuerda al mundo subterráneo de una película de terror de la misma época como "Sub-Humanos/La línea de la muerte" (Death Line/Raw Meat, 1972), de Gary Sherman.

Excelente guión a la altura de las más ambiciosas historias de misterio en la noche.
La solvencia cinematográfica de D. Curtis es absoluta y el control del ritmo y del tiempo de narración acreditan un perfecto dominio de las técnicas de comunicación y su sofisticado código.
Ofrece imágenes de inesperada plasticidad y belleza, las escenas realizan un brillante ejercicio de concordancia y de simetría de manera que la intriga sobrevuela para terminar configurando entre todos los elementos una permanente atmósfera de incertidumbre y desazón.
Estupenda película y sobresaliente interpretación de D. McGavin.