Más pena que gloria

Hay un sin fin de películas cuya temática gira en torno a aquellos "felices" años adolescentes. El cine español siempre se ha nutrido especialmente de este tema, pasando por todos los géneros posibles, desde "el Vaquilla" hasta "Mentiras y gordas". Posiblemente, la más emblemática sea la mencionada "Barrio".

Pero es éste filme el que más fielmente refleja la adolescencia. O al menos la que yo tuve.

Y es que yo me pase mi adolescencia tirado en una placita de Sevilla, San Pedro, entre litros y risas, discutiendo sobre Oliver y Benji, política, libros, Copito de Nieve y lo que se terciara. También me lleve todo el tiempo enamorado de chicas que no me correspondían, saliendo con las que sí (aunque no fuera recíproco), cateando y repitiendo, sin tener una habilidad especial que me destacará del resto, con granos y pelo revoltoso. Sin hablar con mis padres y viendo películas románticas donde el prota ganaba a la chica al final. Siempre al final. Esos cabrones me llenaron la cabeza de falsas esperanzas, con la idea de que existen los finales felices. Y no, no existen de la misma manera que tampoco son posibles los finales tristes. La vida no tiene finales cinematográficos. Es, a lo sumo, una suma de derrotas y victorias, una tras otra.

Por eso considero que está película se merece mi 8. Porque es la que mejor refleja lo anterior mencionado, que la vida no tiene finales (aparte, claro está, de que la palmes), y que la adolescencia no es ese lugar idílico y perfecto que nos tratan de mostrar día sí y día también en las series o en el cine. En suma, el filme nos enseña a caer derrotados, como tantas veces lo hemos hecho a la largo de nuestra existencia. Y la primera derrota, normalmente, viene en la adolescencia.

Veo en esta película a los protas armándola un sábado noche, y hay a quien le parecía exagerado, tirando a una chica en un contenedor cuesta abajo. Entonces recuerdo que yo he hecho cosas peores. Veo al protagonista ir a ponerse un aparato en la boca por ver a la chica de sus sueños. Y puede parecer exagerado, pero entonces recuerdo las cagadas que he realizado en mi vida por la chica de turno, y vaya, que he hecho cosas más bochornosas (sin ningún resultado, claro).

Y por ti, The_end, ¿Nunca hicieron nada bochornoso?

Sí, claro, pero nunca me interese por las chicas que lo hicieron.

Será que voy ya algo contentillo con el ron, pero a la hora de recordar esa etapa de mi vida me viene la frase de alguien que alguna vez escribió: "Muertas amadas, tengo frío, y me siento solo".

(Sigo en spoiler. Leer sin miedo)

Una película menor, sin pretensiones, que trata el recurrido tema de la adolescencia de manera un tanto cruel. La película mantiene el interés durante todo el metraje, y a pesar de que que su tono es bastante amargo las carcajadas están aseguradas.
Los actores jóvenes están estupendos (Biel Durán borda su papel) pero sobre todo destacar las interpretaciones de Maria Galiano y Quique San Francisco, este último dando vida a un amargado profesor que le viene como anillo al dedo.
En definitiva, una buena película que os transportará (si no quedan muy lejanos) a vuestros años de instituto, aquellos donde nadie os comprendía. Recomendable.

Suele ocurrir últimamente que cuando te sientas a ver cine español y más concretamente cine español enfocado a público juvenil te encuentras verdaderas calamidades que como diría Enrique San Francisco en un momento de la película "dan pena y además asco". Pues agraciadamente no es el caso.

Primera película para su director y sus protagonistas, Más Pena que Gloria viene apoyada por la presencia de actores más veteranos y conocidos que echan una mano a los primerizos. Y no porque estos primerizos lo necesiten. Victor García León hace su debut con una película cercana, real, dedicada a los perdedores e impregnada de sentimiento en todos sus rincones. Con muchos momentos de humor negro, sobre todo por parte de María Galiana (gran papel) y de Enrique San Francisco, Víctor García León construye una historia simple en torno a la vida sentimental de un adolescente y de su familia, perteneciente a la clase obrera de un barrio de Madrid. Sin caer en estereotipos ni arquetipos propios de este tipo de cine aquí en España, sin tener un gran argumento ni un gran presupuesto, sin necesidad de malgastar subvenciones, si es un gran debut, una buena historia y una película más que interesante.

Acompañada también por una buena banda sonora y por algunos buenos momentos cómicos Más Pena que Gloria merece un reconocimiento por no haber caido en la mediocridad del cine español propio de nuestros días. He ahí su mérito y mi reconocimiento.

Encantadora película sobre un adolescente madrileño de dieciséis años que le da un cierto aire a Tom Cruise.

El protagonista (Biel Durán) está enamorado de Gloria (Bárbara Lennie), una muchacha de su instituto, de un año mayor que él; pero ésta lo trata como a un amiguito dado que a ella lo que le atraen son los chicos más creciditos y más hombres.

El muchacho, hace todo lo posible por acercarse a ella, por cruzarse en su camino, pero todo su enamoramiento hacia Gloria tendrá eso: "más pena que Gloria".

Sin duda, es la mejor película que ha hecho hasta el día de hoy Víctor García León, porque las dos siguientes no son tan cautivadoras ni entrañables.

Lo tiene todo a favor pero no termina de explotar. El retrato costumbrista de cada generación, que tan entrañable, divertido, corrosivo y desencantado se ve en otros largometrajes ('Barrio', 'La buena vida', 'Manolito Gafotas', 'Africa' pero hay muchas más) aquí apenas ofrece momentos memorables. La estructura de esas películas españolas que pretendían reflejar la cotidianidad de la sociedad patria solían tener como denominador común que el eje central de la narración fuese protagonizado por un adolescente y el resultado a mi modo de ver era bueno, pero aquí veo el error de que la narración está exclusivamente centrada en un chaval demasiado pardillo que incurre en situaciones que observarlas da vergüenza ajena, que supuestamente deberían de hacer reír, pero sólo producen estupor con la consiguiente sensación de incomodidad. Una película ingeniosa también pueden resultar incomoda, pero el enfoque es más maduro. Aquí hasta los personajes adultos están toscamente plasmados, la función del de la abuela ni se entiende, y el del profesor del gimnasia no está desarrollado, su presencia es breve y atropellada. Lo mismo podría decirse del resto en una función reservada para los patéticos intentos del muy torpe chaval embobado con una debutante Bárbara Lennie que lo que uno no entiende es como no le manda a tomar por culo y le sigue el juego durante tanto tiempo.