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Mank

Drama. Comedia Biopic sobre Herman Mankiewicz, guionista de 'Ciudadano Kane', que repasa el proceso de rodaje de la obra maestra de Orson Welles, dirigida y estrenada en 1941. La película toma como base un guión escrito por Jack Fincher, padre de David Fincher, antes de morir en 2003. (FILMAFFINITY)
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Críticas 106
Críticas ordenadas por utilidad
23 de noviembre de 2020
154 de 185 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Fincher (a mi juicio el mejor realizador norteamericano de su generación) vuelve a estrenar película tras una ausencia de seis años, y eso ya de por sí es una excelente noticia. Lo que ya no me queda tan claro es si "Mank" es la película que, al menos yo, esperaba para este ansiado regreso del director de "El club de la lucha". No cabe ninguna duda de que se trata de un proyecto muy personal (el guion es del padre de Fincher, fallecido hace casi veinte años), en el que cada plano y cada secuencia están cuidados al detalle. De hecho, ya que ha salido el tema, iré a los que para mí son los puntos fuertes de la película: su fotografía y sus decorados. "Mank" se ambienta en la década de 1930 y, en efecto, parece una película de esos años. De manera que, en lo que a la parte técnica se refiere, no existe ningún pero que reprocharle a la cinta.

¿Los actores? Bueno, bien. Pese a lo que he leído por ahí, no hay interpretaciones de relumbrón, pero tampoco ninguna que chirríe. Todos están sobrios y correctos en sus composiciones, que, imagino, es lo que esperaba Fincher de ellos, puesto que, como es bien sabido, se trata de un director que no deja nada al azar. A título personal, me agradaron las representaciones de Arliss Howard, Ferdinand Kingsley y Toby Leonard Moore como Louis B. Meyer, Irving G. Thalberg y David O. Selznick respectivamente; no solo por el meritorio parecido físico con el modelo, sino porque imitan muy bien los gestos de estos tres insignes productores de Hollywood. ¿Gary Oldman? Extremadamente preciso. Si no saca más de sí es porque no había nada más que sacar.

Y aquí es a donde quería llegar yo. Como señalé más arriba, en "Mank" la atmósfera del Hollywood de la Gran Depresión está muy lograda, pero al margen de eso yo quería que me contaran una historia. Y este es el aspecto débil de la película: su guion. En "Mank" se narran las seis semanas de 1940 en las que el guionista Herman J. Mankiewicz, ya físicamente deteriorado a causa de su alcoholismo, se dedica a escribir el guion original de "Ciudadano Kane". Sobre esta base, se van incluyendo continuos flashbacks que evocan diferentes momentos de los diez años anteriores en los que Mankiewicz fue uno de los guionistas destacados del Hollywood de la Gran Depresión y que permiten entender el por qué de su apatía de ese mundo del que ya se encuentra en retirada. De manera que sí, "Mank" es una película construida a base de flashbacks. La diferencia respecto a, por ejemplo, "Cautivos del mal" (título narrativamente similar a "Mank"), es que en la película de Minnelli cada flashback resolvía una pequeña historia, mientras que en "Mank" los flashbacks no van a ninguna parte, son rápidas pinceladas que no pretenden tanto relatar como que te lleves una impresión casi documental de aquel mundo, un mundo que hasta hace no mucho percibíamos lejano y decadente y que este durísimo año pandémico que ha puesto el amargo broche a una década de crisis económica ha permitido que nos acerquemos y empaticemos con él.

He citado "Cautivos del mal". La otra película con la que "Mank" mantiene una indudable vinculación es "El último magnate", de Elia Kazan, centrada en la figura del malogrado Irving G. Thalberg (de hecho, la película de Fincher podría haberse titulado perfectamente "El último guionista"). También he querido ver ecos de "Barton Fink", pero bueno, quizás eso ya ha sido querer ver más de la cuenta.

El que se encuentre interesado en el contexto en el que transcurre "Mank" (el Hollywood de los años treinta), sin duda disfrutará y apreciará las virtudes de la película; los que esperen algo más aparte de la panorámica general que muestra la exquisita cámara de Fincher, quedarán ligeramente decepcionados, si bien el conjunto se halla tan bien rodado que logra amortiguar la sensación de chasco, de haber presenciado un producto más vacío de lo esperado. Dicho esto, tampoco puedo dejar de señalar que el cine de Fincher suele dejarme frío en su primer visionado y que no logro captar sus intenciones hasta después de haber visto la película varias veces (con según qué poesía me sucede igual).

Bueno, pues un 6. Un 6 que, sospecho, variará cuando vea la película por segunda vez, algún día, aunque no sé si esa variación será para mejor o para peor.
Clínex rotos
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4 de diciembre de 2020
103 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mank es un personaje interesante, de diálogos filosos, agudos. Está muy bien interpretado por el siempre querido Gary Oldman, quién no cae en excesos en su actuación. Pero es este, por contradictorio que suene, el gran problema del film. Pues Fincher no fue capaz de rodear al protagonista con una trama que esté a su altura.

Los años dorados del Hollywood que se refleja en esta película son siempre de gran interés para todos los que se auto declaren como amantes del cine, y es ese unos de los puntos altos del filme, el contexto y el ambiente en el que se desenvuelve Herman Mankiewicz está espléndidamente logrado.
Las películas sobre películas son paisajes que ya habituó el cine en diversas ocasiones, pero lo que marca la diferencia entre Mank y "The Bad and the Beautiful" o "Sunset Boulevard" es que estas últimas acompañaban la atmósfera hollywoodense con una historia sugerente y bien contada. Mank, al contrario tiene una trama difusa y mal ejecutada. Los constantes flashbacks ponen en duda que historia quería contar realmente Fincher, la de Mankiewicz escribiendo Ciudadano Kane o la de Mankiewicz vs la MGM. Da la sensación que el film se queda corto en ambas dos por no decidirse de cual quería hablar realmente.

El mejor homenaje a Ciudadano Kane, Fincher no lo hace a través de su guionista Mankiewicz, sino que mediante Gregg Toland, El Director de Fotografía con el que se complemento Orson Welles para cambiar el Cine. Es aquí donde la película, a diferencia de su guión, no se queda corta. El trabajo de Fincher y su DF Messerschmidt es impecable. Los claroscuros de los que se valió Toland el año 41 se ven homenajeados en grande en está película. Queda la sensación de estar viendo una película de hace ochenta años gracias a que Fincher se vale de tipografías, transiciones y técnicas fotográficas típicas de la época que retrata.

En cuanto a las interpretaciones, mas allá del ya mencionado Oldman, nadie destaca particularmente, Los que hacen de David O. Selznick, Irving Thalberg y Louis Mayer tienen un parecido innegable a los personajes que interpretan (cosa que se agradece) pero la película no les da un espacio suficiente como para clasificar sus actuaciones mas allá de lo correcto. Tampoco pasa con Joseph Mankiewicz y Marion Davies y menos aún con los desaprovechados Orson Welles y Rita Alexander.

En conclusión, "Mank" no es una mala película, para nada, pero carece de lo mas valioso del cine que busca homenajear, una buena historia.
Silker009
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4 de diciembre de 2020
54 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que David Fincher es uno de los cineastas más capaces e interesantes del panorama cinematográfico es poco menos que una obviedad, de la misma forma que lo es repasar su exitosa filmografía, entre las que se encuentran clásicos como Seven, El club de la lucha o, mi favorita, La red social (The Social Network). Es por ello que cualquier nuevo proyecto, ya sea como productor (en series como Mindhunter) o como director, suscita interés y grandes expectativas, y el caso de Mank no es una excepción.

Película en exclusiva de Netflix (recordar el contrato que une a la plataforma con Fincher), parte como gran favorita de cara a los próximos Oscars, en especial gracias a las entusiastas opiniones de los críticos profesionales, que la han calificado prácticamente como una obra maestra. La película es un biopic del guionista de Ciudadano Kane, siguiendo su tortuosa vida en el complicado juego de Hollywood, partiendo la historia de un guion del padre de Fincher, fallecido y al que su hijo David ha querido rendirle homenaje trasladando al celuloide su libreto.

La verdad es que le tenía ganas al proyecto, ya que Fincher no suele fallar, pero una vez vista, debo reconocer que me ha parecido un trabajo menor del cineasta, hasta el punto de que no la considero merecedora del Oscar a mejor película, como ya están anunciando varias voces. Quién sabe, quizás suceda lo de siempre, que se haga mucho ruido en su estreno y semanas después nadie se acuerde de ella (como ha sucedido con otras tantas películas), pero lo que es seguro es que se trata de una película diseñada para gustar a los académicos, a los críticos profesionales y a los que añoran el Hollywood clásico. Respecto al resto, no creo que esté entre sus predilectas de este extraño 2020.

Técnicamente poco se le puede reprochar al film, con un blanco y negro que tiene sentido, al contrario que tantas otras producciones, en las que se mete el recurso con calzador y sin ser necesario. Se nota que estamos ante un homenaje al Hollywood clásico, y Fincher nos transporta a la década de los años 30 de forma más que convincente, con un diseño de vestuario impecable y unos escenarios que jamás chirrían. Todo está cuidado al milímetro, en un trabajo más que loable. No obstante, no está entre las mejores obras de Fincher, siendo un trabajo más intimista y menos exigente.

Todos sabemos que, en un producto de estas características, lo que debe destacar es el guion y el reparto. De lo segundo nada que reprochar, ya que nos encontramos con un sensacional Gary Oldman en uno de sus mejores trabajos (que ya es decir), mereciendo todos los premios habidos y por haber. No me extrañaría que este año se volviese a llevar el gato al agua, y más en un año con tan poca competencia. Entre los secundarios tenemos a unos estupendos Lily Collins, Arliss Howard (siendo su entrada en escena una de las mejores escenas de la cinta), Amanda Seyfried o Charles Dance, aunque estos dos últimos quizás aparezcan menos de lo esperado.

Y luego está el guion, cortesía del fallecido padre de David Fincher, con diálogos para enmarcar y escenas muy poderosas, pero con una duración excesiva, escenas sueltas que navegan en un conjunto algo caótico (se quieren tocar muchos palos), y personajes que vienen y van sin aportar demasiado. Al final sólo importa el gran protagonista, un peculiar y deslenguado guionista al que se le rinde homenaje, no dejando muy bien parado a Orson Welles (con un actor con un gran parecido al popular cineasta) en el proceso.

Se agradecen las intenciones y que se haga una película que destaque la figura de una de las piezas claves de un clásico como Ciudadano Kane, pero hay momentos que no van a ninguna parte, otros que se quedan a medio gas y la sensación final de que estamos ante un producto que no es tan grandioso como nos han querido vender, incluso rozando la pretenciosidad de obras similares. Ojo, no estoy diciendo que sea tan soporífera como la sobrevalorada Roma (que curiosamente ya nadie nombra ni por error…), pero se le notan las costuras, quedándose en tierra de nadie. No emociona, no deja huella, no tiene garra… pecando de cierta frialdad esta carta de amor al cine.

En conclusión, estamos ante una película con un reparto fascinante (en especial un inmenso Oldman) y una dirección de Fincher más que loable (aunque lejos de sus mejores trabajos), pero que seguramente sólo logre cautivar a los verdaderos amantes del cine clásico, los fans de Ciudadano Kane o los críticos que añoren tiempos mejores. Mucho me temo que el resto quedará más que decepcionado, y es que estamos ante otra obra incapaz de conectar con el gran público. No sé cuántas van ya… Fincher es capaz de más, aunque no deja de tener valor el regalo póstumo que le ha hecho a su padre y, por lo tanto, a los guionistas, figuras imprescindibles que jamás reciben el reconocimiento que merecen. Sólo por eso, se deja ver, aunque no es de lo mejor del año, más bien de lo más decepcionante. Otro film sobrevalorado que nadie recordará en unos años… Ni siquiera los que ahora la aplauden con fervor. Eso sí que es un clásico.

Más crítica: ocioworld.net
Javi McClane
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7 de diciembre de 2020
36 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Herman Mankiewicz, Mank para los amigos: hombre de principios, gran alcohólico y mejor guionista. Creador también de la mayor revolución artística que ha dado Hollywood, el guión de Ciudadano Kane. Fincher lleva a la pantalla el proceso de creación de tal mastodóntico libreto y aborda el asunto de una manera muy particular. Mank no es un biopic al uso que narre las vivencias del autor desde su niñez a su cénit, es decir, que no se trata del seguimiento, uno por uno y al pie de la letra, de los distintos pasajes de la vida de un escritor. Mucho menos se trata de la crónica del rodaje del film, y ni siquiera podemos decir que trate de la redacción del guión.

La idea que se desarrolla en Mank es anterior al proceso de mecanografía, pero aún así se aborda una parte fundamental de la escritura, estamos hablando, ni más ni menos, del momento en que se conciben las ideas en la cabeza del artista. Aquello que el pensamiento y la memoria sintetizan para darnos la frase que debemos escribir. Mank se adelanta a la traducción en imágenes y a la transcripción para ir directa a la mente del artista y a sus mecanismos de razonamiento, al origen de Ciudadano Kane.

En muchas ocasiones hemos visto obras que muestran los problemas que surgen al expresarnos artísticamente, principalmente el bloqueo creativo. El quedarse en blanco ante el folio, la falta de inspiración, la pérdida del ingenio, de la chispa que comienza el fuego interno que nos activa. Lo que Fincher nos muestra en esta película es todo lo contrario, es la verborrea interna, la maraña de memorias que se entremezclan en nuestro pensamiento hasta agotarnos físicamente, y que hemos de analizar, canalizar y concretar para poder llegar al concepto, a aquello que vamos a transcribir.

Cada escena es un recuerdo que surge en la pantalla con una mera nota temporal. Se nos da el año en la que transcurre, pero aparece sin ningún contexto, sin información acerca de los personajes que aparecen, sin contarnos de qué problemas están hablando. Fincher extrae el recuerdo tal y como su protagonista lo crea, sin explicación, y esto no hace sino reforzar esa sensación de neblina mental en la que Mank ha de adentrarse para encontrar el hilo de Ariadna del que tirar.

Además, esos recuerdos tal y como se nos presentan se ven influídos por factores externos, sobre todo los sedantes que Mankiewicz utiliza para calmar su síndrome de abstinencia, las angustias que dicho síndrome le provocan y también sus recaídas en el alcohol. De un pasaje a otro aparecemos en una localización totalmente distinta a la precedente, llegamos a cada escena aturdidos por el cambio, confundidos, como si recuperásemos la razón tras la influencia de una borrachera. Una vez que la escena termina, un clásico fundido a negro aparece, es la mente del protagonista que se apaga cuando los calmantes hacen por fin efecto.

Pero eso no es todo. Por si fuera poco, en numerosas ocasiones el entorno en el que transcurre la acción también nos induce un desvarío que nos impide diferenciar la realidad del sueño. En medio de la nada aparece la musa Marion Davies, encaramada a una pira, como un espectro, como un ángel luminoso que escondiera un misterio o una amenaza a la que atenerse. Regia, cual Juana de Arco de Dreyer y provocando, tentando al autor bajo una apariencia dócil, como en Faust de Murnau. En un momento dado, Mank y ella se escapan de una cena para dar un paseo a la luz de la luna en los jardines plagados de bestias salvajes. Monos araña que chillan, enormes jirafas que parecen delirios quijotescos en el momento en que el hombre la compara con Dulcinea del Toboso, la doncella del caballero que creó Cervantes, el máximo revolucionario de la narración moderna. Como guinda para el pastel, los elefantes, símbolo del delirium tremens, entran en escena recordándonos la delgada línea entre la conciencia y la alucinación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
harryhausenn
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6 de diciembre de 2020
70 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo nada de la existencia de esta cosa.

Al margen de toda la parida esta de intentar remitir de alguna forma al cine clásico y todos los dejes formales estúpidos que tiene (el peculiar tratamiento del blanco y negro, el sonido, la estructura, etc) y toda esta historia entre Mank y Welles y Kane que no termina de estar muy claro a dónde pretende llevar (aparte de hacia revivir teorías ya desmontadas hace mucho)... para mí esto es simplemente insoportable.

Si ya todo lo dicho comentado de manera un poco más detallada (ya lo habrán hecho otros) seguro que podría dar para justificar ampliamente que esto es una castaña descomunal luego está este montaje incomprensible y aleatorio que recuerda a la cosa aquella de Von Trier que estaba montada literalmente por una máquina o algo de eso, aparte de que plano a plano de por sí sin necesidad de juntarlos ya es una de las cosas más feas que he visto nunca.

Tiene estos diálogos inaguantables de listillo pisándose los unos a los otros de una manera atosigante, la gente habla de cosas, la mayor parte del tiempo me da completamente igual todo, desespera escucharles hablar, cada frase y cada gesto es artificial y ridículo, es imposible creerse nada de esto, es una cosa de plástico completamente inerte, ni siquiera parece que los actores se crean las cosas que están diciendo y haciendo, todo es de mentira todo el tiempo.

Pero lo peor y que nadie me había dicho antes de ver esto es que cuando no es estresante, desconcertante y cansina es además horriblemente aburrida. Me gusta mucho el Fincher contemporáneo en general así que me voy a resistir por un tiempo a creer que ha tomado parte activa en esto. Iba a decir que igual se la dirigió el guionista pero era su padre y sabemos la historia así que ni idea ya. Fue el DOP. No sé. Revisaré las que me gustan, igual siempre fue así. Me ha afectado esto.
AlvaroFaure
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