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Dos estaciones

Drama María García, heredera de una fábrica tradicional de tequila en Los Altos de Jalisco, intenta mantener su fábrica a flote en un mercado dominado, cada vez más, por corporaciones extranjeras. Ella contrata a Rafaela, una nueva administradora, quien reaviva sus esperanzas de sobrevivir a sus múltiples crisis. Cuando una plaga y una inundación dañan irreversiblemente la ya limitada plantación de agave de María, ella se ve obligada a ... [+]
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
10 de mayo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un director novel, en el género de ficción, como es el caso, tiene que lidiar con su primer toro, lo lógico es que no arriesgue en demasía; muy mal se tiene que dar para que, en la faena, otro no suceda a este; lo normal es que, como el toro herido de muerte, se apenque en tablas. El mejicano Juan Pablo González no se acula, recibe a puerta gayola para posteriormente dar capotazos de brega desde el centro del coso. Valiente, no como el torero, tahúr matarife de un juego amañado de tortura y muerte. No. Valiente como el toro que a pesar de la desventaja y del temor a su inevitable destino, lucha con toda su alma para revertirlo. Valiente.

El taumatropo o “maravilla giratoria” es un juguete óptico, paradigmático de la animación, que podríamos referenciar como el primer antepasado del cine. Consiste en un disco de papel, con una ilustración a cada lado al que se une una cuerda en sus extremos y al hacerlo girar, produce la ilusión óptica de que las dos imágenes se funden en una sola. Un pájaro y una jaula eran las dos ilustraciones típicas. El fenómeno se explica mediante el principio de “persistencia de la visión”, es decir, el tiempo que tarda nuestro cerebro en eliminar la información recibida.

“Dos Estaciones” nos cuenta de manera muy próxima al documental, de manera pausada y contemplativa, una historia intimista que es la de no pocas personas, la de miles de millones. Un momento puntual en la vida de la dueña de una bodega de tequila que lucha por llevar adelante el negocio en contra de las vicisitudes ordinarias propias de su negociado y, así mismo, lucha por llevar adelante su propia vida. Ella es el pájaro, su situación, la jaula. Es una jaula amplia, del tamaño de un país, de un continente, de un planeta, del tamaño de lo inconfesable.

Su director toma el taumatropo en sus manos y lo hace girar a su antojo, en un sentido y en otro. Con sutileza, lo acaricia, y juega con la velocidad de rotación, haciendo con ello que nuestra mente solape dos realidades como si fueran una sola; haciendo coincidir la esencia del amor con el tequila, la esencia de la tierra con el alma. A su vez, hace que se superpongan o se oculten pasos intermedios en el camino, que cada cual tendrá que recomponer.

El agave es la planta de la que, por destilación de su fruto, se obtiene el tequila. Acostumbrada a entornos hostiles y difíciles, propio de terrenos desérticos, se defiende con sus espinas; al igual que su protagonista. Dos estaciones, es el lapso de tiempo que tarda este vegetal en producir uno o dos hijuelos para ser recolectados, y a su vez, son dos historias que no se circunscriben a la estandarizada dualidad, dos que se escapan a la binaria arbitrariedad; una visibilización, con absoluta normalidad, de lo que es y debería verse como normal; que por desgracia no se ve como tal; una llamada de atención.

Si habéis sido capaces de llegar hasta aquí, mi agradecimiento y mi enhorabuena por aguantar el leño. Confío en que vuestra “persistencia de la visión”, sea lo suficientemente indulgente para permitiros guardar con prontitud, en el cajón del olvido, todo lo anteriormente leído.
osferal
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