Ya no va más

Se supone que la razón de hacer esta película es la existencia de un corto presupuesto, tan corto que no fue suficiente para buscar un buen argumento y contratar guionistas, así que se optó por repetir una historia ya contada. Pero ojo, esto no quiere decir que el producto final sea algo deplorable o ruin. Mariano Ozores logra el mismo ambiente cómico que en cualquiera de sus películas, ni más ni menos. Y sin entrar en comparaciones puesto que aquí no están Esteso y Pajares, Antonio Ozores tiene un papel de imbécil a su medida, y a Ricardo Merino se le aprecia una interpretación de lo más lograda como compañero de fatigas. Ambos consiguen sacar unas buenas sonrisas y en parte, por curioso que resulte, se debe también a las acartonadas actuaciones de Zori y los hijos de la prestamista. Lo aparentemente cutre está consentido a propósito como si fueran marca de la casa, igual que lo son las apariciones de Loreto y La Bombi. Adelante con ella. No todo es exquisito en esta vida.

El director de la mítica Los bingueros hace un remake de su propia película cambiando el bingo por el casino y ... pierde en su apuesta.

Es casi la misma película, con las mismas escenas y situaciones eliminando todo lo bueno que tenía la original. Ni risas, ni reflejo de los españolitos durante la transición, ni destape ni la coña que se marcaban los grandes Pajares y Esteso.

Os recomiendo que veáis la original, aún no siendo ninguna obra maestra ni pretendiendo serlo, te saca unas cuantas carcajadas. risas con tetas culos y felpudos. Reflejo de una época no tan políticamente correcta.
Ésta no la salva ni Antonio Ozores, que ya salía en la anterior versión haciendo de cura, suplantando el papel de Pajares o de Esteso.

Es un claro de ejemplo de que un mismo director y un mismo guión pueden dar films totalmente diferentes. En este caso la empeora totalmente. Es exactamente el caso contrario de Posesión infernal de Sam Raimi, donde este consigue mejorar bastante la secuela-remake de su primera película.

No pierdan el tiempo en ella. Huid insensatos!!

Lo mismo podría haber sido un spin off a partir de su personaje en 'Los Bingueros' que lo que de hecho es, un remake de la misma, y especialmente considerando que la estoica cara de palo que gastaba en aquella, tal vez hubiese, sido inasumible con el protagonismo principal hacia el que aquí se aboca a Antonio Ozores junto a Ricardo Merino como su compañero de desventuras ludópatas.
El enclave a la acción situado en la manga del mar menor se resuelve, ad hoc, con mucha menos manga ancha en lo carnal, aunque estemos rozando los 90, con una timidez que no es incompatible con la repetición de la cita en el piso con dos chavalas -Loreto y Marta Valverde- escurriendo el bulto para el destape.
Una revisión desinflada. Y es más que obvio que la química entre Merino y Ozores no es pareja a la excepcionalidad de ambos cuando juegan en posiciones separadas: para rescatar Ricardo Merino "arreglándole" la espalda a Rafael Hernández, o Antonio Ozores explicando la vida y obra cervantina mientras se pone fino con el emplazamiento publicitario de EL POZO.
Tal vez el mejor momento conjunto sea la alusión al cambio de mentalidad operado en menos de diez años:
"Antes frecuentabas estos sitios y te tomaban por un sinvergúenza, y ahora si dices que no has venido nunca te toman por gil*#ollas".
Tomás Zori reemplaza a Antonio Ozores, aunque a la manera vivaracha, pícara y ladina (es decir, al estilo de Zori).
Funciona a medias, y no me extraña que el remake no se haya convertido en pieza icónica dentro de la filmografía de Mariano Ozores igual que su referente.
Para gustos los colores (el rojo o el negro).