Demetrius y los gladiadores

Tras el éxito de "La túnica sagrada", tanto en taquilla como de crítica, el productor Frank Ross quiso inmediatamente continuar el éxito y realizar una secuela. Para ello mantuvo en la medida de lo posible al mismo equipo, eso sí cambiando de director y sustituyendo a un más melodramático Henry Koster por uno más de acción como Delmer Daves, que había destacado ya por su western "Flecha rota".
La película es una de las primeras que se acercan al asunto de los gladiadores y que más tarde películas como "Espartaco" e incluso como la oscarizada "Gladiator" beben de aquí, y por supuesto muchos peplums italianos de los años sesenta. Las luchas en el circo entre gladiadores y fieras son magníficas y en general toda la parte de acción se impone sobre la dramática, aunque hay escenas con Calígula y de la apostasía de Mature, realmente estupendas.
La historia está basada en la novela de Lloyd Douglas, que ya había escrito también "La túnica sagrada". El guionista Philip Dunne ("¡Qué verde era mi valle!") se encarga de adaptar la novela de forma irregular, aunque va ganando conel paso de los minutos.
Aparece en uno de sus primeros trabajos el actor negro Woody Strode, igual que un fantástico Ernest Borgnine de jefe de gladiadores y también una maravillosa Anne Bancroft. Susan Hayward está solo correcta y Victor Mature (el Stallone de sus tiempos) aunque limitado como siempre responde a lo que se le pide que no es mucho interpretativamente.
La película cuenta con una música muy cuidada de compositores del nivel de Franz Waxman (colaborador habitual de Tod Browning, Alfred Hitchcock o Billy Wilder) y Alfred Newman, uno de los más grandes de todos los tiempos. Asombra la intensa fotografía con unos colores deslumbrantes obra de un genial Milton Krasner ("Perversidad", "Eva al desnudo" o "Rey de reyes").
Una película poco conocida a reivindicar, de lo más atractivo en su género y que sin ser una maravilla, consigue entretener y pasar una buen rato disfrutando de un cine que ya no se hace.

El gran éxito comercial que obtuvo "La Túnica Sagrada", originó la realización de esta segunda parte, que, si bien no obtuvo la misma aceptación popular, cosechó asimismo unos nada despreciables resultados económicos. Bien dirigida por Delmer Davis, y con un más que interesante reparto de actores. Es pués, una película rodada con todo lujo de medios. Presenta un menor fondo religioso que su antecesora, decantándose más hacia el denominado cine de aventuras. Las escenas de circo son espectaculares, y la película en cuestión resulta, por tanto, una brillante secuela.

Se acerca la semana mayor. Y he tenido el privilegio de ver nuevamente esta película. La pionera de las grandes historias de los gladiadores. Susan magnifica, es el contrapeso, la maldad, la diosa encarnada en mujer, el ángel.
La fuerza de la conciencia del héroe Demetrius, más allá, de la aclamación del público en la arena. La lucha del hombre contra su yo interno. El gladiador que se crece al castigo, ya que sabe que siempre hay una fuerza más poderosa que él, y que lo liberará de la esclavitud del hombre por la eternidad.

Tras el éxito de "La túnica sagrada", se apostó por rodar esta especie de "spin-off" con Demetrius como protagonista. Lógicamente no alcanza el nivel de su predecesora y la historia es bastante rocambolesca y manipulada - Mesalina, aunque a Susan Hayward le vaya muy bien el papel, nunca fue mujer de un solo hombre y a Claudio le han censurado sus taras físicas -, puede calificarse como buena porque se hace corta en duración y resulta muy entretenida.
Quizá el mejor en el reparto sea en esta ocasión Jay Robinson como Calígula y la enseñanza que trata de mostrarnos la película.
Mi nota: 6,7

Film realizado por Delmer Daves ("Flecha rota", 1950). Escrito por Philip Dunne, se basa en los personajes de la novela "The Robe" (1942), del pastor luterano Lloyd C. Douglas. Se rueda en Fox Studios con un presupuesto de 4 M dólares. Producido por Frank Ross ("La túnica sagrada"/"The Robe", Henry Koster, 1953), se estrena el 18-VI-1954 (EEUU).

La acción tiene lugar en Roma en los años 39 a 41. El antiguo esclavo griego Demetrius (Mature), que asistío a la crucifixión de Jesús de Nazaret, recogió en el Calvario (año 33 c.) su túnica. Convertido al cristianismo, trabaja en Roma en una alfarería. Por razones de seguridad entrega la túnica al aspóstol Pedro (Rennie).

El film es un drama de acción, aventuras, romance, historia y religión. Ante el éxito de taquilla de "The Robe", el productor Frank Ross decide emprender sin demoras el rodaje de una secuela, para la que contrata a buena parte del equipo técnico y artístico de aquélla, empezando por el guionista Philip Dunne. La obra prima la acción por encima de otras consideraciones. Las escenas de lucha que contiene están bien filmadas, son espectaculares y han servido de referencia a films posteriores ("Espartaco", "Gladiator"). Muestra la codicia, corrupción y arbitrariedad de los dirigentes del Imperio. Expone la dureza de las condiciones de vida de los gladiadores y traza un esbozo creíble de la vida de los artesanos humildes y de los cortesanos. Celebra la nobleza y generosidad de los cristianos, sometidos a exclusión, persecución y martirio. Explica que, como seres humanos, no todos los cristianos están en condiciones de vivir y morir heroicamente. Deja de lado el misticismo de "The Robe", para adentrarse en un drama de acción, destinado a entretener al público y triunfar en taquilla. El guionista realizó un amplio trabajo de documentación, que permite reflejar con acierto, salvo licencias inevitables, la realidad histórica. Es memorable la escena de la lucha del protagonista con el león en la arena del circo.

La música, de Franz Waxman, es vibrante e intensa. Incluye un corte triunfal de cierre ("Gloria"). Es sobrecogedor el coro de sopranos que canta un himno de dolor, dedicado a Diana y Marcelo (protagonistas de "The Robe"), en la secuencia inicial. Añade algunos fragmentos de Alfred Newman de "The Robe". La fotografía, de Milton Krasner, maneja con habilidad el cinemascope y se sirve de un cromatismo intenso y bien contrastado, con algún defecto de tono sin relevancia (púrpura imperial). Interpretación adecuada de Hayward y presencia destacada de Ernest Borgnine, Anne Bancroft, Debra Paget y Jay Robinson (Calígula).