El hombre leopardo

Soy un enamorado del cine de Tourneur. A estas alturas no les descubro nada nuevo, pero procuro que el cinéfilo amor no me ciegue. Y esta es una ocasión para ponerme a prueba. La tercera de las colaboraciones Tourneur- Val Lewton no está al mismo nivel que sus predecesoras (La mujer pantera y Yo anduve con un zombie)

El propio Tourneur puntualizó dos de los principales problemas que tenía la película. Por una parte, se quedaba a medio camino entre el cine de terror y el cine de misterio. Por otra, la narración se estructuraba en viñetas perdiendo sensación de conjunto. No lo digo yo. Lo afirmaba Tourneur. Y tampoco hay que ser mas papistas que el propio Papa.

Es cierto y verdad que El hombre leopardo tiene instantes de terror absolutamente conseguidos. El cementerio con sus estatuas o el trayecto nocturno desde la tienda de comestibles de la muchacha con el saco de harina, son signos evidentes de un cine con mayúsculas de un director mayúsculo. Y lo mismo sucede con la fotografía que consigue crear, a base de luces tenues y sombras acechantes, un ambiente capaz de tenernos encogidos en nuestras butacas durante muchos minutos.

Pero algo falta. Probablemente esa "tercera dimensión" (por llamarlo de alguna manera) de Cat Woman. No resulta suficiente mantener la pantera (Dynamite, la misma en ambos films) y cambiar el género femenino por el masculino. También cambian las motivaciones. Los atavismos se truecan en psicopatías mentales. Y ese aura de terror psicológico se desvanece. La película lo acusa y el espectador lo nota. Sigue siendo una buena película, pero... Eso es lo malo, cuando empezamos a poner peros a la cosa.

Acabo de ver la película y me ha parecido entretenida hasta el punto que durante la parte del principio me olvidé por completo del supuesto hombre leopardo temiendo porque inevitablemente la pobre Terecita se iba a encontrar con la pantera negra. Si es cierto que hay cosas inexplicables en el argumento como el comportamiento de la madre. La cosa es que vi la película pensando que me encontraría con un hombre leopardo con maquillaje en plan hombre lobo pero Tourneur vuelve a usar los recursos de la estupenda La Mujer Pantera y no vemos al monstruo. Entretenida, ni más ni menos.

Por cierto, leo en algunas de las otras críticas acusar a Tourneur de usar a una pantera en vez del leopardo que promete en el título... Pues bien, lo que generalmente llamamos pantera o pantera negra no es otra cosa que una variedad melánica de leopardo (o también de jaguar), es decir, la misma especie, una pantera negra no es otra cosa que un leopardo negro, de hecho, con frecuencia, incluso pueden apreciarse las manchas en un tono de negro distinto al del resto de la piel. Y no solo eso, la familia panthera, además del leopardo (panthera pardus) comprende también al tigre (panthera tigris) y al león (panthera leo) entre otros. Así que si, lo que sale en la película si es un leopardo.

Magnífica, absorvente e inquietante intriga terrorífica donde Jacques Tourneur nos regala algunas de las más bellas y aterradoras secuencias en una película donde prima la incertidumbre y el suspense, el juego de sombras que acechan a la víctima, la presencia invisible peró presente de la amenaza en un ambiente apacible y acogedor lo cual hace más sobrecogedor cualquier hecho inusual y desconcertante.

Tourneur se marca una especie de segunda parte de Cat people (aquí La mujer pantera), siendo él, en el título original, quien especifica que se trata de un leopardo. ¿A quién quieres engañar?

El argumento sigue la línea de Cat People, pero tiene, para mi gusto, apuntes más interesantes y oscuros.

La manera de rodar también sigue su acostumbrada línea, con esas secuencias de tensión (o terror, que hablamos de los años 40) fotografiadas de un modo siniestro, jugando a la perfección con las luces, las sombras y los efectos de sonido.

Como digo en el encabezado, Tourneur recicla al gatito que usó en Cat people, y a mí esto me parece estupendo, que no está la serie B para dispendios. Además, la pantera ésta es una preciosidad, pero eso no la convierte en leopardo. No pasa nada por usar dos veces el mismo bicho, hombre, pero no lo intentes disimular de un modo tan cutre.

La acción nos sitúa en un Méjico la mar de subgéneris, en el que la gente va por la calle tocando las castañuelas y las madres están dispuestas a que sus hijas se jueguen la vida con tal de que les traigan las viandas a tiempo.

Obrita de cine negro que no tendría el más mínimo interés si no fuese por la acertada dirección de Jacques Tourneur, que es capaz de inventarse un New México misterioso, mestizo, místico, mezclando acertadamente tradiciones mejicanas y paranormalidad con la laicidad anglosajona. Asimismo, Tourneur es un maestro a la hora de transmitir el miedo y la angustia que causan los lugares oscuros, los ruidos en la noche o escuchar esos pasos duplicados tras los tuyos. No obstante, la historia no tiene mucho más, al tener un desarrollo previsible y unos personajes quizás demasiado planos y arquetípicos.

Y no es una continuación de "La mujer pantera", quién espere algo fantástico salvo el ambiente, que lo olvide. De hecho, el título del film aparece escrito en la jaula de uno de los personajes secundarios, formando parte de su "show" itinerante.