Allure (C)

Christopher Kezelos nos entrega, tras sus premiadas Zero (2010) y The Maker (2011) este entretenimiento de tres minutos. Digo entretenimiento porque, como muchos, sigo a la espera de su primer largometraje animado, motivo por el que se trasladó a vivir a Los Angeles.

Allure es menor en muchos aspectos: la ambientación tétrica de sus anteriores cortometrajes (dejo de lado su trabajo previo, más ligado a la publicidad y otros menesteres de su productora de animación) aquí se ha vuelto completamente macabra; la sofisticación técnica de The Maker no brilla aquí por ningún lado; la calidad del mensaje no está a la altura... eso sí, los monstruitos son adorables.

Seguramente nos encontramos ante la más floja de las obras del australiano Kezelos que ha ido perdiendo fuerza expresiva desde su magnífico “Zero” (2010).
Este “Allure” resulta simplificador en exceso y de una carga emotiva escasa a pesar de que parece evidente la intención del director por conseguir efectismo.
Falta naturalidad en la puesta en escena, cercanía con el espectador y capacidad de comunicación hasta tal punto que el dramatismo de algunas escenas apenas calan en el ánimo del público.

Ha sobrado velocidad y ha faltado calma en el momento de decidir sobre el cortometraje.