Opio (To the Ends of the Earth)

“To the Ends of the Earth”, “Opio”, es una producción Columbia de 1948 con Dick Powell como protagonista, que comparte cabeza de cartel con la olvidada sueca Signe Hasso, en realidad los dos están al servicio de una causa que trasciende la de su popularidad, pues el film está concebido como una glosa en honor y gloria de los servicios estatales estadounidenses de lucha contra el narcotráfico, son películas destinadas a tranquilizar la opinión pública, que toman el aspecto informativo bajo la forma de la ficción, que simulan explicarle al ciudadano lo que hacen los agentes que lo protegen, que lo convencen de que debe dejarse espiar y denunciar a su vecino por el bien de todos.

A pesar de todos estos condicionantes nos encontramos ante una estupenda película, un trepidante thriller con unas apreciables interpretaciones. Lo mejor del film es sin duda la velocidad y elegancia con que está contada, no en vano el británico Robert Stevenson había rodado pocos años antes su estupenda adaptación de “Jane Eyre” con Orson Welles como gran estrella. Su manera de aproximarse a Shangai, de sumergirse en esa China colonial, es realmente peculiar, en 1948 los orientales que retrató Stevenson son inquietantes, tanto como si son chinos, como si son japoneses, su mundo nos es radicalmente ajeno y aparecen como gentes que viven en territorios que hay que reconquistar para la legalidad, de ahí el FBI y los viajes de Dick Powell.

Película moralizante, al estilo "Historias del FBI", a medio camino entre el cine policíaco y el cine negro, Dick Powell, narrando en off, nos relata la lucha contra el tráfico de opio en los años anteriores a la II Guerra Mundial, desde San Francisco a Nueva York, pasando por Shangai, Egipto y el Líbano.

Un misterio en el que se implica de manera personal, cuando ve cuan crueles son los métodos de los delincuentes. Algo que le marca. Ello le llevará a entrar en contacto con todas las policías de narcóticos de los distintos territorios por los que investiga, unidos como una hermandad de defensores de la humanidad ante su némesis, una organización internacional de narcotraficantes. Con Powell y sus colegas investigaremos fincas en la costa del Mar Rojo, iremos a oasis, pasearemos por los concurridos barrios de comerciantes de Shangai, nos iremos de crucero y volaremos en avión cual Indiana Jones, en cabina, como los buenos.

Buena dirección de Stevenson, con un aire a lo documental, empleando imágenes de los lugares reales, ofreciendo un toque exótico e internacional, lugares en los que acecha el peligro, con buenas secuencias de suspense y thriller. Powell lo borda como agente de narcóticos, con esa mueca de descreído tan propia del cine negro.

Película olvidada. Quizás no será un clásico, pero tiene un no-se-qué exótico que la hace atrayente, aún hoy en día.

Suspense y cine negro se conjugan en esta cosmopolita cinta en torno a una investigación policial del Departamento del Tesoro norteamericano, desarrollada en numerosos escenarios –Shanghai, El Cairo, Beirut, La Habana- siguiendo la pista del tráfico mundial de opio.

Personajes misteriosos, callejones oscuros y tipos poco fiables constituyen el ingrediente que complementa la incansable labor de investigación del agente estadounidense de narcóticos Borrows, en la enérgica e irónica actuación de Dick Powell.

Pese a ser un pelín larga y a estar lastrada por un cierto tono documental y realista, excesivamente didáctico, del tipo “basada en una historia real”, enfatizado por la voz en off del protagonista que nos va explicando todos los hechos, la progresión dramática es sostenida, está magníficamente narrada y se ve con gran interés.

Esto es lo que a mí me alucina del Hollywood de esa época y lo que despierta mi nostalgia. La capacidad que tenía para, sin necesidad de invertir ningún pastizal, construir un magnífico entramado, para deleite del personal, donde tienen cabida muy diversos géneros con los que juega, fabula y divierten al espectador trasladándole a escenarios y personajes fantásticos, pero sin desprenderse nunca del todo de cierto aire ilustrativo que lo amarraba a la vida real.
En el caso de esta película y de la mano de Robert Stevenson,( un director que luego se especializaría en cine infantil y familiar pero que tiene en su haber algunas cintas como ésta de cine negro muy interesantes), el tema elegido llama mucho la atención porque será, probablemente, una de las primeras cintas en abordar el espinoso asunto del comercio de drogas que, hasta entonces, habría estado fuertemente prohibido por la censura tratar y que la conclusión de la II Guerra Mundial permitió abordar tímidamente.

Como bien nos señala la película al inicio, algunos casos están inspirados en extractos extraídos de los departamentos de Tesorería del Estado y Stevenson los toma para, por medio de un héroe al más puro estilo cine negro, Dick Powell,( que aquí nos va a recordar mucho a un Phillipe Marlowe o un Sam Spade en sus modales desenvueltos, su cinismo y su mente rápida y brillante), convertido en agente de narcóticos, trasladar al espectador por los entresijos de una red internacional de opio que opera por todo el mundo, aprovechando así, de paso, para hacernos viajar con él en intriga detectivesca en pos de los sospechosos a través del mundo entero, China, Egipto, Cuba y, finalmente EEUU.

El resultado para mí es divertidísimo. La cinta discurre rápida, los diálogos veloces...Cuidado con las palomitas o el sandwich si sois aficionados a ellas porque la presentación de la situación y los personajes no os va a permitir ninguna distracción. La trama es enrevesada, con varios giros y revueltas pero, al mismo tiempo, potente. Estoy seguro que cuando terminéis de ver esta película descubriréis que lo habéis pasado en grande amén de flipar un poquito con la ingeniosa red desplegada por estos grandes malos internacionales.
No es baladí que los japoneses sean presentados como el principal gobierno corruptor. No van a echar piedras a su propio tejado. Pero al menos tienen la decencia de dejar caer que todos los países han utilizado ese recurso para sometimiento de otro.
A Dick Powell no le tose nadie. Y menos unos camellos del tres al cuarto que pretenden despistarle. MUY BUENA.

Bueno, pues otra muestra de cine antiguo pero bien hecho. Mezcla de negro, intriga, acción, aventuras y más cosas y protagonizada por Dick Powell, un actor bastante mejor de lo que parecía y Signe Hasso, la "otra Garbo" en un papel bastante soso. La peli aborda un tema muy delicado para la época, el tráfico de drogas, y vemos al bueno de Dick recorriendo medio planeta (de ahí el título original) persiguiendo a malosos hasta desfacer el entuerto final. Narrada en un tono semidocumental, el único reproche que le hago es que es por momentos demasiado complicada, no tanto porque no se entienda, pero es que necesitas una lista para manejar la cantidad de personajes que salen en los 25 sitios por los que pasa Dick.