El gran Lebowski

No sé si conoces al Nota, así que te lo voy presentando. Es un tío tranquilo que vive para él y sus cosas, nada más (y nada menos, como si esto fuera fácil). No le importa el dinero y sólo busca estar a su ritmo, ya sabes, que no le toquen mucho los cojones. ¿Ya te suena? ¿No? Porque lo has construído tú, con todas esas cosas que has querido hacer o decir y nunca te has atrevido, podría decirse incluso que vive dentro de ti.

También te quería presentar a Walker, es colega del Nota. Vive obsesionado con el Vietnam porque es el único recuerdo feliz que le queda después de que su mujer le abandonara. Es judío, o dice serlo, y hazme caso, mejor no lo molestes en Sabbat. Además es una auténtica máquina creando prejuicios, para todo y sobre todos ¿Tampoco te suena? Quizás si te digo que también lo has construído tú, con todas y cada una de tus neuras lo ubiques mejor, porque también vive dentro de ti.

Espera, espera, no te vayas. Te presentaré a Dony. No creo que te diga mucho, vive aplastado por un brutal complejo de inferioridad y te dejará hablar cada vez que abras esa boca. Dony es el conjunto de todas las veces que te has callado, de todos tus silencios que han permitido a otros dar el paso. O quizás sea fruto de todas y cada una de las veces que has humillado o ninguneado a cualquiera de la gente con la que compartes tu tiempo, pero eso no lo podremos saber. Eso sí, es obvio que también está dentro de ti.

Los tres se juntan para jugar a los bolos, son algo más que amigos, son personas a las que la vida ha acabado por juntar y eso es un vínculo demasiado fuerte.
Y es que El gran Lebowski no es sólo una película de risa, ni un compendio de momentos brillantes y diálogos geniales; es un bonito homenaje al cine como parte de la vida, como parte de uno mismo, como forma de reflexión vital, como terapia y como estímulo. Irrepetible.

El gran Lebowsky es la obra más redonda de los Coen. De una exquisitez suprema, cuida con esmero todos los aspectos relacionados con la producción del film. Rico en detalles, la cinta de los hemanos alcanza la cumbre de la comedia no por sus gags, sino por la milimétrica descripción que desde el primer instante obtenemos de los héroes. Es muy sencillo escribir que los personajes parten desde la exageración, mas... ¿de dónde proviene esa exageración, de la corteza o del interior del tronco? Jeff Bridges y John Goodman realizan las mejores interpretaciones de sus carreras dándo una increíble verosimilitud a unos personajes tan extravagantes como reales.

Suele ser muy normal que las personas carentes de sentido del humor no alcancen más allá de unos simples gags. ¿Qué es más gracioso? ¿Qué a nuestro querido ex combatiente el viento le juegue una mala pasada con las cenizas de su amigo, o la posterior reacción del Nota obviando ese aspecto frugal y dirigiéndose a su compañero comentándole que nada tenía que ver aquel suceso con Vietnam? Son los momentos posteriores al gag los indicadores de si una comedia es una joya o una auténtica bazofia. Hay cerebros sólo fabricados para quedarse con el gag, y no con el espíritu. A ellos no les recomiendo esta película. Les recomiendo Aterriza como puedas.

Las situaciones se suceden en una montaña rusa de la cual no te quieres bajar. Perlas del tipo: "... este tío trata a los objetos como si fueran mujeres" (el nota colocao), más el rugido filosófico constante de John Goodman: "el nacionalsocialismo por lo menos sí era una doctrina" nos presentan la película como una descarada, ambiciosa y original comedia ácida sin más pretensiones que las de entretener y hacer pasar al espectador un rato que se convierte en más que agradable, aportando además del perfecto círculo argumental, una banda sonora excelente, una fotografía digna de elogio, movimientos y planos asombrosos, y unos secundarios de auténtico lujo que saben exprimir al máximo los excasos minutos de sus apariciones.

Película para disfrutar de la lógica de uno de mis héroes cinematográficos por excelencia. Un desfase total. 10.

"Les mentiría si les dijera que conozco Londres. Nunca he estado en Francia..."

Pocas veces un solo personaje ha dicho tantas verdades como El Nota. Esta película no es una historia más, es una filosofía de vida. Impresionante guión y gran actuación de todos los actores, destacando a Jeff Bridges, Steve Buscemi y John Goodman. Lo verdaderamente remarcable de esta película es que si cogiéramos a cualquiera de los personajes que intervienen tendríamos una buena historia que contar (el casero actor experimental, el amigo convertido al judaísmo, el taxista negro fan de los Eagles). Los hermanos Coen, esos grandes genios, consiguen transmitirnos en esta historia una forma de vida a través de un hippie trasnochado que intenta tomárselo todo con calma. Porque lo que esta claro es que esa alfombra le daba ambiente a tu casa, ¿eh Nota?

Decir algo de esta peli que no se haya dicho en las otras críticas estoy seguro que es imposible, pese a que no las he leído de momento para que no influyeran en la mía.

Solo tengo que decir que durante años odié profundamente esta peli, me parecía una majadería absoluta. Hace poco una amiga me la recordó y me dije: ¡Qué raro! ¡Les gusta a todos mis amigos!

Ayer decidí volver a verla de nuevo, cosa que raramente hago con las pelis que odio, y mis amigos tenían razón, me parece una película magnífica.

Pienso que no solo es una película que tiene trozos en los que te partes de risa, la escena de las cenizas cada vez que la recuerdo me hace soltar una carcajada, también tiene una buenísima fotografía , una música excelente y uno de los guiones más originales y gamberros que he tenido el placer de disfrutar.

Dejo para el final las actuaciones de Bridges y Goodman, sensacionales, las mejores de su carrera sin duda.

Ahora me espera una ardua tarea, y es hacer memoria y llamar por teléfono a todos los amigos a los que les he dicho que esta peli era malísima y rectificar y pedirles que la vean lo antes posible.

Y entonar naturalmente el “Mea culpa”.

Antes de visionar la cinta había oído muy buenas críticas de la misma, lo que posiblemente fuese la causa de que mis expectativas no hayan sido complacidas. La película tarda en empezar a carburar, tanto que si no fuera por el buen manejo de la cámara parecería una película de serie B. Empieza presentándonos a unos personajes bien construidos pero muy estereotipados, aunque ahí reside parte de la gracia. Destacar la gran actuación de John Goodman y sus ataques de ira.

Una vez que ya está la maquinaria en marcha, se mantiene a base de situaciones cómicas, algunas de ellas realmente graciosas. Sin embargo, y aquí reside el principal problema de la película, no posee un argumento sólido sobre el que sostenerse, sino que las situaciones van alternándose sin ningún fin concreto y sin que la historia avance realmente. Además, al tener un metraje tan largo le cuesta más ocultar la falta de un guión consistente.

El humor del film parece una mezcla entre el humor fácil de películas como 'American Pie' y el humor surrealista de los Monty Python. Recuerda a la serie 'Me llamo Earl' (más bien al revés) y a la genial 'Persiguiendo a Amy' (ésta con mejor argumento y menos humor).

Resumiendo, aunque los personajes resulten añorables y se den situaciones hilarantes, se echa muy en falta un hilo argumental consistente que dé un sentido a la historia, lo que la convertiría en una gran película y no en una sucesión de gags.