Café de noche

Sólo quien ha odiado a muerte su trabajo, quién no ha tenido nunca claro eso que llaman el "futuro profesional" de uno, quién se suele sentir más un espectador que un protagonista de su propia vida puede entender plenamente lo que esta sencilla película plantea. El hecho de que casi todo ocurra de noche nos habla de transición, de época indeterminada, de falta de claridad en el horizonte. Y también de magia, ya que estamos. La magia de poder cambiarlo todo con la luz de un día nuevo. De dejar de vivir en la noche.
Las amistades en esta peli son fortuitas y de conveniencia casi. Pero son auténticas también, porque no se dan por sentadas. Porque los defectos se expresan, y la gente intenta corregirse. Éso le da autenticidad a su discurso - sincero como pocos. Entre escenas muy logradas de dialogos que suenan a auténtico, queda la pregunta con la que comienza la historia, la pregunta que su guionista plantea al espectador (cito de memoria, era más o menos así): "40 o 50 horas de trabajo a la semana, durante 40 o 50 años, ¿y para qué?"
Que conteste quien lo tenga claro...

Película sencilla con mucho ritmo, buen montaje y un gran tema; jóvenes perdidos atrapados en la ciudad... en un empleo nocturno y las reflexiones que todo eso conlleva entre café y café: hablar de un futuro ilusorio, de la rutina, de los sueños rotos, de la valentía de dar un paso adelante, del reloj, de la infidelidad, de la soledad... y todo eso con humor y sin ser trascendental. Amigos, como todos, condenados a aguantarse. En general hablar de jóvenes que buscan un no se qué, de este mundo que nadie les ha explicado como funciona.
IBG

Las mejores conversaciones siempre se hacen en torno a una taza de café. Los sueños, la vida, las esperanzas... todo se expone bajo el efecto de la cafeína y aún a veces no es necesaria la compañía de alguien que te escuche, porque esos momentos de melancolía, tristeza, desorientación... te llevan a experimentar una reflexión que no necesita de un interlocutor.
"Café de noche" es una de esas películas que pasan desapercibidas por nuestra cartelera. No es una gran película, pero es un trocito de realidad que se ha desprendido de la pantalla de cine. Historias vitales, amargas ó dulces, según la cantidad de azúcar que se le echen. Y ante todo, la esperanza de que haya una siguiente taza para seguir perdiéndote por tus pensamientos aturdidos.

Una película correcta, tampoco mucho más.

Un grupo de trabajadores nocturnos que se encuentran de forma rutinaria todas las madrugadas tomando café, y se cuentan lo miserable de sus vidas.

Algunas conversaciones son interesantes, aún moviéndose entre los tópicos. Romanticona a veces también. Tiene toda la pinta de una película de segunda, y los protagonistas más bien parecen una plantilla de secundarios. Ninguno llega a calar hondo, todos hacen lo que se espera de ellos, siendo demasiado planas sus personalidades.

Conforme avanza la cinta va perdiendo la originalidad y la frescura desesperada que hacen que te enganches al principio. Pero se deja ver. Al menos a la hora que yo lo hice, bastante acorde con la tónica de la peli.

Sorprendido me hallo después de haber visto esta película. Me la recomendaron por la temática, cuatro jóvenes que trabajan de noche que se cuentan sus penas, sus inquietudes, sus aspiraciones, delante de una taza de café. Al principio de la película nos avisan... somos engranajes en la sociedad en la que vivimos y que cosa más cierta que esta, somos piezas de un puzzle inmenso.

Los actores son desconocidos y la película tiene un cierto aire "indie", pero ello no quita que enganche, buscando generar nostalgia en el espectador con las temáticas y debates que plantea. El guión es original y los actores no destacan pero cumplen.

Personalmente el guión me ha hecho reflexionar, la sociedad capitalista y materialista en la que vivimos nos aliena y nos engulle una realidad de la cual nos es difícil escapar, ¿Realmente elegimos nosotros la vida que queremos o nos la eligen? ¿Somos realmente felices? Estamos condenados a trabajar y trabajar para luego cobrar una pensión y morir, y todo... ¿para qué? Tal y como está organizada la sociedad y lo precario de nuestros relacionamientos sociales, da la sensación de que nos estamos perdiendo algo.

No obstante, más allá de estos debates, la película no es del todo pesimista, en su final emite una especie de esperanza moralista y resalta que gracias a los amigos y a ciertos momentos de evasión podemos ser "felices", la vida sigue, hay que vivirla. Recomendada.