Asesinato en la universidad (TV)

Qué lástima que nuestra creatividad audiovisual desprecie tanta ocasión para poner de manifiesto una historia como la de España, ante la que podemos posicionarnos desde más de un punto de vista (aunque no tantos, no vayamos a creer que cualquier tesis es digna de ser tenida en cuenta), pero sobre la que no se puede negar un nivel de intensidad ideal para su traducción a la pantalla. A veces acepta el reto, pero desperdicia la oportunidad. Esta me parece una de esas veces.
Me puse a ver la propuesta con interés, pero muy pronto saltaron las alarmas: nos encontramos con un telefilme más cercano, Ay!, a El código da Vinci, por ejemplo, que a El nombre de la rosa, también por ejemplo.
Y así, la universidad queda en la pantalla reducida a un patio de vecinos con rivalidades chuscas y mezquinas, que seguramente fue..., pero no sólo. El nexo entre los intereses del S. XVI con el presente resulta chusco y forzado a más no poder.
El resultado es mediocre por un guión perezoso, y una realización atolondrada lo termina de rematar. La verosimilitud de la peripecia de Leonor Watling está a punto de precipitarse a la vergüenza ajena, sólo evitada por su propia calidad como actriz, aunque casi inédita en esta ocasión: difícil defender un personaje tan mal concebido...
En definitiva, una propuesta fallida, con algún mínimo toque de interés (el minidebate entre la historia "seria", y la divulgativa; la pugna entre las órdenes religiosas por el control de instituciones y el poder) que la salva del siniestro total.

No hay nada salvable. En otras críticas he leído que se salva Leonor Watling, pero yo discrepo. Y conste que me encanta esa mujer. De hecho, ella fue la razón por la que vi la película. Pero en esta película no está inspirada, y tampoco la culpo: una trama que no se sostiene, una intriga que aburre, algunas interpretaciones parecen de función de Navidad de primaria. Quiere ser una mezcla entre “El código Da Vinci” y “El nombre de la rosa”, pero no convence.

Sin duda es una película que hace buena publicidad de la Universidad de Salamanca y de la ciudad.
Lo que es la película en sí, a nivel argumental no tiene mucho que aportar, especialmente lo que es la parte de la historia que transcurre en 2018 que resulta en una trama de investigación y romance de lo más convencional.
Como suele ocurrir con los thriller españoles, el ritmo no está bien conseguido. Hay escenas con una fotografía muy planificada que son aquellas en las que aparecen monumentos importantes de Salamanca, pero otras se estropean en el montaje, con efectos de distorsión que no acompañan bien con la escena y el estilo de la época y el ritmo del habla de los actores. La banda sonora tampoco aporta tensión.
La trama del siglo XVI tiene su interés, pero de nuevo no me creo a los actores ni está rodada con un ritmo adecuado.
Creo que TVE cuenta con medios para ambientar bien una película histórica, pero carece de alguien que tenga una buena historia entretenida que contar. Porque por encima de tratar de educar con una película histórica, un thriller debe ser entretenido.

"Asesinato en la Universidad" podría haber sido un brillante telefilm, de no haber mezclado churras con merinas. Me explico. La historia de Fray Antonio de Román, en su contexto histórico medieval, está muy bien. Sin embargo, que se investigue desde la época contemporánea no tanto. No me convence el personaje de Daniel Grao (todavía me pregunto qué pinta exactamente) y la ayudante de Leonor Watling me parece bastante sosa. Además, a veces los hallazgos de Lara son muy superficiales, no están bien definidos y ello contribuye a que el espectador se pierda.
Creo, sinceramente, que el argumento debería haber sido narrado siempre desde la perspectiva del S. XVI, si bien de haberlo hecho podrían haber acusado a Iñaki Peñafiel de rodar directamente una versión española de "El nombre de la rosa".
Mi nota: 5,7

Más que la gloriosa universidad de Salamanca allende los siglos parece el coño la Bernarda, Little Italy, ancha es Castilla, corrala, Saigón en plena guerra, el congreso de los diputados, no sé, cualquier mierda abyecta que se te venga a la testa, y seis mil almas comentan o dicen que por allí pastaban o pacían las benditas y no se ve ni a una hay que ahorrar presupuesto, páramo desierto, desolado, al igual que nuestra rampante actualidad tiene más tópicos que fotogramas si los hubiera, casi como de no creer, doy fe, de hecho estaba, in albis, a la espera, me comía las uñas, de que por allí apareciera en cualquier momento José Mota, concretamente montado en el toro o tora (de Osborne seguramente), no hubiera estado nada mal, o tal vez Martes y Trece o Broncano el revolucionario avant la lettre y qué glosar añadir sobre/de las pasiones entre historiadores, las ayudantas o becarias del universo máster, los amigos siniestros, el corazón en un puño, sopla, de la Iglesia pericolosa, en fin, que Fray Luis de León era rubio y la Santa Inquisición mu mala.
La hoguera, la hoguera.