Sinjar

Pocas veces pueden verse ficciones españolas tan ambiciosas como Sinjar, película basada en testimonios reales que entrelaza tres relatos en torno a las vidas resquebrajadas de mujeres muy distintas, pero que luchan por recuperar aquello que más quieren. Todas ellas sufren las consecuencias de una guerra atroz y el odio que la alimenta.

Por un lado, Carlota es una barcelonesa cuyo hijo desaparece una mañana para enrolarse en las milicias del Estado Islámico. Por otro, Hadia es una madre yazidí que sirve como esclava a una familia musulmana en Siria. Y por último, Arjin es una joven que trata de reencontrarse con su familia adhiriéndose al ejército femenino kurdo.

Si bien la temática es lo suficientemente sugerente, Anna M. Bofarull pretende abarcar demasiado. Las tramas son independientes y no tienen ningún tipo de correlación entre sí, cosa que genera una sensación de estar viendo un popurrí de ideas. Seguramente, hubiera sido más efectivo focalizarse solo en una. Del mismo modo, la historia que se desarrolla en la capital catalana es la menos creíble y se resuelve de una manera poco ingeniosa.

Aun así, cabe destacar el trabajo actoral de sus protagonistas. Nora Navas, Halima Ilter e Iman Ido Koro encarnan de manera desgarradora la capacidad de resiliencia y tenacidad propia de las mujeres. Desde una madre que debe enfrentarse a los sentimientos de culpa y desesperación, pasando por otra progenitora que es capaz de tolerar los peores horrores para proteger a sus hijos, hasta una adolescente que pierde su inocencia y debe transformarse en aquello que más teme.

Sinjar es una cinta de gran intensidad, emoción y sensibilidad. Es necesaria en cuanto a que trata una serie de problemáticas político-sociales y religiosas prevalecientes en la actualidad, como la radicalización islámica, el peso de la religión y la tradición o el papel de la mujer en el Medio Oriente. Sin embargo, flaquea en algunos aspectos, en especial, en su narración.

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Una historia interesante y necesaria de contar, que refleja una realidad sobre el Estado Islámico, bajo el punto de vista de tres mujeres que sufren las consecuencias de este radicalismo exacerbado.

Carlota ve como su hijo adolescente desaparece de la noche a la mañana, tras denunciar a la policía el hecho, su sorpresa es mayúscula cuando le dicen que ha ido a Siria a alistarse con radicales musulmanes. Por otro lado, tenemos a Arjim una chica que ha conseguido huir después de ser secuestrada y que encuentra sentido a su vida alistándose en las milicias kurdas para combatir al estado islámico. Y para terminar nos encontramos a Hadia una esclava con tres hijos en la casa de un integrista, la cual soporta todo tipo de abusos y que solo piensa en la manera de escapar de ese infierno.

Las tres historias no convergen en ningún punto, algo que parece que estás esperando en este tipo de films. Tampoco su metraje (127 minutos) ayuda a llevar un ritmo más acelerado, sino que hay escenas relativamente largas que no conducen a ningún sitio, eso lastra un poco alguna de las historias. Particularmente a mí me ha parecido más potente la de la madre (Nora Navas) que ve como su hijo se alista a las filas del Isis huyendo a Siria.

Anna Bofarull dirige con buenas intenciones la película, con localizaciones en extremo oriente, pero la falta de intensidad y emoción se queda corta en muchas escenas, primando más la denuncia de lo que ocurre en aquellos lugares que mostrar la película como un thriller, ya que tenía todos los elementos para ello.  No obstante, es un film interesante. 
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Sinjar es un film bienintencionado, pero fallido.

Tres historias de dolor, en un film notable, donde su directora Anna Bofarull busca poner el foco en el sufrimiento de tres mujeres. Un film denuncia, comprometido, con mirada femenina, intenso, duro, honesto.

Técnicamente es impecable (fotografía, sonido, localizaciones) y las interpretaciones son notables.

Lamentablemente no queda cohesionado el conjunto de las tres historias, con interés desigual. La progresión dramática no está bien resuelta y las historias disuelven su potencial emocional. El exceso de metraje acaba por lastrar el conjunto, que quizás hubiera funcionado mejor centrándose en alguna de las historias.

*Reclutando mártires y destrozando vidas

Sinjar se centra de salida en Marc (Guim Puig). Él es un joven catalán convertido al Islam que desaparece sin dejar rastro. Carlota (Nora Navas), su madre, denuncia su desaparición hasta que es informada de que se ha unido al Estado Islámico en Siria. A partir de esta premisa, que es una triste realidad para las familias de algunos jóvenes radicalizados europeos, se desarrollan las demás tramas propuestas. Es entonces cuando nos encontramos con el infierno.

El filme español es el tercer largometraje de la cineasta Anna M. Bofarull, quien escribe, dirige y produce este proyecto. En él nos muestra hasta dónde están dispuestas a llegar tres mujeres para recuperar a sus familiares, en una ficción basada en historias reales. Hablamos de cine artesanal y con contenido social.

*00Líneas narrativas excedidas de metraje

Sinjar retrata la masacre física y sobre todo ideológica de los integrantes del Estado Islámico en la ciudad del mismo nombre, en el Kurdistán iraquí. Hablamos de una ficción pero que se siente como una dura realidad del integrismo contemporáneo. De hecho, está basada en hechos reales.

El proyecto es impecable en su factura, loable en sus buenas intenciones, pero inconexo cuando trata de unir las tres historias que no convergen en pantalla. Los exagerados 127 minutos de metraje se encuentran con un final demasiado abrupto.

Hablamos de prismas distintos sobre una misma historia que se cuentan desde tres perspectivas diferentes pero igualadas por el dolor. Lo mejor del filme o de su mensaje es que nos hace recordar conflictos olvidados por los medios y que consigue prestar atención de manera especial sobre las mujeres locales.

*Analizando el reparto y los personajes

Importante actuación de la doble ganadora del Goya, Nora Navas, que se convierte en lo mejor de Sinjar. Tras ver cómo su hijo Marc desaparece de manera súbita, el sentimiento de culpa la invade por ser una madre demasiado confiada. Su personaje tiene matices bien planteados en un símil a las madres corajes.

Eman Eido interpreta de manera correcta a Arjim. La actriz es una víctima real del Estado Islámico, secuestrada y vendida con 9 años. Las milicias kurdas otorgan sentido a su personaje y encuentra en ellas la valoración que como mujer ha sido anulada por los cavernícolas del Estado Islámico.

Halima Ilter se mete de lleno en el personaje de Hadia. Emotiva interpretación. Convertida en una esclava en casa de Abu Omar, Hadia soporta los abusos con total obediencia. Pone los pelos de punta como soporta las violaciones matutinas a las que es sometida de manera sibilina por el amo y señor de la casa en la que sirve.

*Aspectos técnicos y escenográficos

Sinjar se ha rodado en el Kurdistán iraquí, escenario de dos de las historias, grabadas en localizaciones reales en Oriente Medio. También cuenta con secuencias grabadas en espacios urbanos de Cataluña. Destaca en la parte técnica el trabajo en la fotografía de Lara Vilanova que sabe contraponer el color de lo urbano al de lo rural. Asimismo el tono dorado se impone en las escenas de Oriente mientras que los azules se imponen en la parte occidental de la grabación.

*Conclusión

Sinjar me ha parecido una película realizada con muy buenas intenciones en su fondo y atractiva en sus formas visuales. Sin embargo, las tres historias narradas no encuentran un enlace común que unan a los personajes de la filmación. Por tanto, podríamos hablar de tres relatos inconexos y hasta cierto punto inconclusos con un libreto que no cose las narraciones de manera adecuada.

La película si refleja con realismo lo que sucedió en 2014 cuando el Estado Islámico ocupó gran parte de Irak y Siria y cómo cientos de mujeres fueron secuestradas para ser vendidas como esclavas sexuales. En definitiva, hablamos de un filme correcto en la denuncia de la barbarie pero descosido por un cierre relámpago que deja sin unificar las tres líneas narrativas que dan vida a la filmación.

Escrito por Miguel Pina

Durísimo drama, perfectamente narrado por Anna Bofarull, quien logran conmover al espectador, y con una interpretación de Nora Navas que roza la perfección, la película produce una impotencia sin precedentes, muy sensitiva y denunciante a la vez, sin duda una de las películas mas conmovedoras del año.
Una gran ambientación y vestuario hacen el combo perfecto para esta gran película.-