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Macarrones rating:
8
Drama. Romance Antonio is a lonely man who works as a driver of luxury cars. Outside of his work, he spends his time reading science fiction novels, and, especially by night, driving through the streets of the city. One night he meets Maria, a lonely woman, and her daughter Lisa. He manages to enter in their life, and starts to take care of them. He discovers that Maria owes a lot of money to an usurer, and starts to pay her debts, but without letting ... [+]
Language of the review:
  • es
November 29, 2006
5 of 5 users found this review helpful
Historia de amor (o algo así) entre un chófer y la dependienta de una tienda de congelados. Como mi alimentación en distintos momentos de mi vida ha dependido de estos comercios, he visto con mucha simpatía esta película sobre corazones solitarios, inmigración, precariedad laboral y lo difícil que es llegar a fin de mes (porque en el fondo, más allá de los sentimientos y frustraciones, se trata de una película social, como si Ken Loach se hubiera comprado un piso en Roma y hubiera decidido rodar una película elegante y casi -pese a sus escenarios proletarios y suburbiales- suntuosa). El personaje de Sandra Ceccarelli (la de los congelados) se merece todos los problemas que tiene porque trata al chófer (Luigi Lo Cascio) con una frialdad de cámara frigorífica. Lo Cascio, cuyo personaje tiene una personalidad a medio descongelar (por seguir con estas comparaciones tan facilonas), es un gran actor y nunca sale más guapo que en las películas de Piccioni; eso sí, cualquier parecido de su personaje con un conductor medio (sea profesional o no) es pura ciencia ficción (al menos, si lo comparo con los taxistas, repartidores, autobuseros o conductores en general que yo me encuentro sueltos por las calles, que poseen un temple muy distinto al de Lo Cascio y suelen ser más feos, claro). También es posible que este chófer sea un extraterrestre y que la película realmente pertenezca al género de la ciencia ficción (entonces, todo lo sentimental y social sería para despistar). Si los marcianos son como Luigi Lo Cascio sólo queda desear que nos invadan pronto, por favor, que los necesitamos mucho.
Macarrones
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