Un pequeño clásico inglés de terror psicológico cuya premisa inicial guarda un enorme parecido, demasiado acaso, con "Las diabólicas".
La cinta juega sus bazas principales con la atmósfera opresiva y las situaciones límite que viven los atormentados personajes, especialmente las dos protagonistas femeninas, que son las que nos proporcionan las principales escenas de suspense y tensión. Así mismo, destacan algunas secuencias oníricas que otorgan a la historia cierto tono entre fantástico e irreal.
La película se apoya también en una buena e inquietante banda sonora y en una contrastada fotografía. En cuanto al reparto, es sólido y parece bien elegido. Con el indispensable Michael Gough ("Doctor Terror","Satan's Slave", "El hospital del horror"...) en su enésimo papel de villano. Junto a él tenemos a su propio hijo (Simon Gough) ejerciendo como tal y a la esposa de éste, Sharon Gurney ("Raw Meat") que en la película hace de hermana. Igual o más destacada es la interpretación de Yvonne Mitchell ("Los demonios de la mente") en el rol de sufrida esposa.
El director, Viktors Ritelis, venía del mundo de la televisión y a ella regresó para no salir ya después de realizar esta película. Una lástima, ya que apuntaba buenas maneras para el género.
La película participó en el festival de Sitges en su edición de 1972, siendo la designada para clausurar la semana.
Conocida también como "The Velvet House".