El paso del tiempo hace que unas cosas se olviden, otras cobren más importancia y otras pierdan su valor. Cuando veo trabajos que están catalogados como clásicos me pongo a temblar, no por la calidad que atesoren sino porque no sé si su tan preciado galardón sabré valorarlo en todo su conjunto.
La historia me habla de la delincuencia, de la inocencia, de la religión, de la hospitalidad, de la familia, de lo malvado, de la inocencia y de varios aspectos más, pero me habla desde un tiempo para mi lejano.
Está claro que la vida por aquel entonces era diferente a la que vivimos ahora, lo que daba miedo o temor en aquellos años no se puede trasladar a la actualidad porque quedaría desfasado y quizás la actualidad me esté jugando una mala pasada no apreciando como debería este trabajo.
Soy del pensamiento de que las películas son el vivo reflejo de las sociedades y eso se ve en todas las películas de cualquier época, que tienden a sorprender al espectador y a hacerle ver situaciones que ocurren a su alrededor. Esta no iba a ser menos.
Seguro que influye que este tipo de cine no sea mi favorito, que este tipo de cine, no en su totalidad pero si en parte, lo haya dejado algo aparcado en favor de otro más actual (que no quiere decir que sea malo), simplemente me siento más atraído por trabajos que estén más cercanos a mi tiempo.
Soy consciente que estoy pisando terreno sagrado pero no todas las visiones deben de ser iguales, a cada uno le llega de una forma diferente. Sin embargo, el aspecto técnico me parece magistral, unos planos muy cuidados, elegantes, su juego con las luces me encanta, esos acercamientos aéreos, definitivamente una clase de saber hacer que ha conseguido llegarme y descubrirme otra gran película que se escondía en mi particular baúl de los recuerdos.