Una gran película de principio a fin, sin pausas, sin apartar la vista de la pantalla. ¿Los actores? Qué más da. Te pasas la hora y veinte que dura sin plantearte nada, en tensión, atrapado por la película, poseído. Acaba y no se te ha hecho corta, ni larga. Miras el reloj y ha sido corta, pero porque ha durado el tiempo exacto que tenía que durar. Te deja buen cuerpo. Un tiempo bien aprovechado. ¿Cómo se llamaba el protagonista? ¿Por qué estaba en la cabina? Da igual, no te da que pensar. Sólo sientes pura adrenalina durante hora y pico. El resto es superfluo.