Es la era de los contenidos audiovisuales. YouTube se lanza al ataque, comandado por gente que ha hecho Harold y Kumar o American Reunion -- no sé yo. Pero venga, al ataque -- démosle una oportunidad al tema. Los dos primeros episodios enganchan -- divertidos, rápidos, autoconscientes (los creadores de la serie saben que en el fondo de la saga karateca hay un importante punto de horterismo ingenuo eighties que ahora sostiene en la era actual, con lo cual juegan sin reparos -- pero llega el quinto episodio y se va poniendo un poco más seria la cosa. Vuelve el verdadero espíritu Karate Kid (aunque sigue un tanto matizado por el humor). Y oigan: se nota muy mucho que los responsables de Cobra Kai aman la saga. Se nota tremendamente en el mejor de los sentidos. Lo que hace que funcione. El ADN. El sabor, el espíritu. Y cuando llega el fin de temporada, servidor ya no puede esperar para la segunda temporada.

En resumen: nostalgia bien entendida, duración que permite hacer binge en apenas un día, guiones disfrutables, cast en su punto (olé por Zabka y Macchio), gran entretenimiento y lograda continuación de la saga. Olvídense del reboot con Jayden Smith. Karate Kid ha vuelto. Es Cobra Kai.