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metabaron rating:
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6.8
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Romance. Comedy. Drama
In Paris, love is everywhere: in its bars and cafés, under the Eiffel Tower, and even in the Metro running beneath its streets. In Paris, je t'aime, prepare to see the city in a way you've never imagined. It's Paris as seen through the eyes of some of the world's most acclaimed filmmakers. Each one was invited to tell a story set in one of the city's neighbourhoods. The result is a kaleidoscope of stories about joy, separation, ... [+]
Language of the review:
- es
May 2, 2007
10 of 16 users found this review helpful
...está esta peli.
Y es que no se puede hacer un filme sobre el amor en una era en la que nadie cree en el amor, amigos. Los cinco minutos de cada corto resultan escasos muchas veces, convirtiendo en meras escenas de largometraje a algunas secciones de nulo interés.
¿Pretensiones? Mogollón, oigan. Cuanto más pretencioso, peor el corto. Los hay de un videoclipero que asusta (Coixet, Tykwer), otros de un buenrollismo apabullante (traducción: historias de amor con inmigrantes buenotes de por medio), desfases mentales considerables (el de Doyle) y otros mucho más inesperados y sencillos que terminan por funcionar mejor que los demás debido a su falta de pretensiones.
Y les hablo de los dirigidos por los Cohen y Alexander Payne, que son... ¡OH, SORPRESA! norteamericanos.
Mención aparte para el vampírico corto de Natali, el más de género de todos.
Dios nos libre de los autorcillos dispuestos a autocomplacerse...
En resumen: 15 demostraciones de egolatría y tres cortos simpáticos. Mal saldo.
Y es que no se puede hacer un filme sobre el amor en una era en la que nadie cree en el amor, amigos. Los cinco minutos de cada corto resultan escasos muchas veces, convirtiendo en meras escenas de largometraje a algunas secciones de nulo interés.
¿Pretensiones? Mogollón, oigan. Cuanto más pretencioso, peor el corto. Los hay de un videoclipero que asusta (Coixet, Tykwer), otros de un buenrollismo apabullante (traducción: historias de amor con inmigrantes buenotes de por medio), desfases mentales considerables (el de Doyle) y otros mucho más inesperados y sencillos que terminan por funcionar mejor que los demás debido a su falta de pretensiones.
Y les hablo de los dirigidos por los Cohen y Alexander Payne, que son... ¡OH, SORPRESA! norteamericanos.
Mención aparte para el vampírico corto de Natali, el más de género de todos.
Dios nos libre de los autorcillos dispuestos a autocomplacerse...
En resumen: 15 demostraciones de egolatría y tres cortos simpáticos. Mal saldo.