Divertida comedia familiar de la época, pero que podía haber dado mucho más de sí, sobre un rocambolesco anillo y su maldición: aquel que lea el mensaje en su interior convertirá en un perro al propietario del anillo, que en la película es un abogado idealista que entra en política para querer cambiar la ciudad donde vive (Es una película y es de Disney..). Su rival se entera del poder del anillo y le está fastidiando todo el tiempo leyendo el mensajito de marras para convertirlo en perro. Ahí reside la mayor flaqueza de la película, ya que todo el tiempo se repite el gag de convertir al protagonista en perro en el momento más inoportuno ( comiendo con su familia, en un mítin político, etc).

La película la disfrutarán los más pequeños de la casa, y los padres con las risas de ellos, pero no le pidamos más, que ya sabemos todos que la política es un oficio de perros ( perdón por el chiste fácil).