El karma es el karma, y no se debe tomar a la ligera, si no que se lo digan a Earl; que le ha cambiado la vida...

Earl era un desaprensivo, un delincuente de cuarto pelo (sé que es medio, pero no da para tanto), un padre desastroso (cierto es que tampoco era en realidad el progenitor de sus hijos), un marido lamentable (aunque la esposa se las trae), incluso era un mal hermano y un mal hijo... Ah, pero un día aceptó la doctrina del karma: “Si haces el bien recibirás bien, si haces el mal recibirás mal”. Así que dispuesto a enmendarse, confeccionará una lista con todas sus malas acciones y se propondrá compensar, de alguna manera, a todos aquellos que dañó con sus malos actos. Mas la relación es tan larga que no hay episodios ni temporadas suficientes para aclarar todos estos entuertos pero si disponen de una media hora diaria podrán disfrutar, durante algunas temporadas, con una excelente selección de ellos...

“Me llamo Earl” es una serie brillante y tremendamente divertida, donde predominan las situaciones absurdas, los personajes nada estereotipados, los guiones simplemente geniales, las ocurrencias más disparatadas y un sentido del humor, inteligente, desinhibido y despreocupado… Para una serie que sin duda marca un hito en la historia de éstas, ya que fue un producto rompedor, novedoso e innovador.