Leo las críticas de "Filmaffinity" y no salgo de mi asombro. Los críticos de los tres diarios más vendidos en este país parece como si hubieran asistido a otra sesión de cinema y no a ésta, aunque tal vez sea yo el equivocado, quién sabe...
Costa-Gavras nos presenta un perfil de personaje más real de lo que a primera vista parece. Tan real y humano como la vida misma, por lo que no me parece sea un personaje de ficción, en absoluto. Y tampoco creo que se deba etiquetar el filme como de "cine político", pues perdería parte de su esencia, de su humanismo, el que destila el personaje Elías ("no Alias", como dice y repite tantas veces su protagonista en la película).
Elías es un personaje que emana ternura e inocencia, y en su busca del "paraíso europeo" va encontrándose con todo tipo de situaciones y personajes que le harán comprender, al final de su recorrido ya en París, que lo que él creía alcanzaría lejos de su país de origen no lo va a encontrar fácilmente...
Se trata más bien de una cinta que muestra la realidad de la inmigración, directa y crudamente.
Si bien es cierto que Elías muestra en todo momento una inexpresividad latente, en respuesta a las situaciones que va encontrándose en su largo y azaroso camino, tal vez sea debido a esa incredulidad pasmosa que todos mostramos cuando nos rodea la incomprensión y la falta de humanidad, productos ambos de esta sociedad tan "adelantada y tecnificada" que no para de poner barreras entre los hombres en nombre de una "seguridad" establecida.
Me viene a la memoria aquélla expresión que dice: "No se puede poner puertas al campo ni convencer a las olas para que se amansen durante los temporales ni, mucho menos, evitar la ferocidad de los lobos, llamándoles corderos".
Mi puntuación: **** sobre 5. Mi consejo: no os la perdáis.

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