July 5, 2013
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No tengo nada malo que decir sobre la ambientación, el vestuario, el ritmo de la trama, las interpretaciones y la factura de la cinta en general. Me parece técnicamente bien hecha y tiene una trama entretenida.
Creo que es evidente, que para la aplastante mayoría de pobres mortales, gran parte los relatos históricos que asumimos como ciertos se basan en las películas y series que hemos visto; lo aprendido en el colegio es muy sui generis, y los trabajos académicos son solo seguidos por una minoría.
Así, cualquiera sabe que la batalla definitiva de la Segunda Guerra Mundial se libró en Normandía en el Día D, no en Stalingrado ni en Kursk. Y sabemos que William Wallace, también llamado Braveheart, nació siendo un pobre campesino sin título, y que se vestía con un kilt.
Por lo tanto, probablemente gracias a esta miniserie ya debe de existir una nueva hornada de espectadores convencidos -o que al menos, alberguen alguna sospecha- de que la CIA, disidentes del PC, sectores ocultos del régimen franquista, ETA y los dioses saben quién más, estuvieron implicados en las operaciones que culminaron en la ejecución del almirante Carrero Blanco.
Todo quisqui sabe ya que los detalles sobre la ruta diaria que realizaba el Ogro se los transmitió a Argala (¿Por qué se llama Arriaga en la serie? ¿Rollos legales?) un misterioso hombre vestido con una gabardina blanca. También, quizás, el ciudadano español medio ya sepa que lo que hizo despegar el coche en la calle Claudio Coello no fue una bomba preparada por el comando Txikia, sino unas minas made in USA de última generación sustraidas de la base militar de Rota.
Así que enhorabuena a los creadores, así como a RTVE, EiTB y otros entes públicos que han transferido los recursos necesarios para llevar a cabo este excelente ejercicio de divulgación histórica.
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