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Platanerita rating:
2
6.2
73,080
Adventure. Fantasy. Action
Ann Darrow (Naomi Watts) is an actress who finds herself out of a job in Depression-era New York. Her luck changes when she meets Carl Denham (Jack Black), an entrepreneur, adventurer and filmmaker, who is struggling to make a name for himself. Adrien Brody plays Jack Driscoll, a New York playwright, who becomes an unlikely hero in a romantic adventure story that is set to test his physical courage and heart. Denham and his film crew, ... [+]
Language of the review:
- es
January 10, 2022
3 of 4 users found this review helpful
No soy capaz de describir lo que acabo de ver. Es tal despropósito que tengo que haber saltado de universo y estoy en uno en el que Peter Jackson en vez de un director serio y prestigioso es un bufón que ha grabado la loca loca historia de King Kong. O eso o yo no he entendido su arte. Voy a ir directamente a los spoilers para destacar momentos muy estelares, tanto que la película se estrella de uno a otro a lo largo de las tres horicas que dura. Se ve que en hora y media se quedaba corta de disparates y hubo que alargar.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
La carrera inicial del mono con la rubia en la mano dándole tales zarandeos que es físicamente imposible que una columna vertebral mantuviese una mínima integridad ni los 10 primeros segundos. Bueno, vale, un gorila de 20 metros tampoco es científicamente muy plausible, pero por ahí tragamos porque para eso estamos viendo esta película, King Kong, pues ya sabe uno a lo que va. Pero de ahí a que la gente sea de goma como en los dibujos animados, qué sé yo, llámame quisquillosa.
Pasamos a los Sanfermines de diplodocus, trepidante a la par que original. Y en medio de la estampida unos velocirraptores para amenizar la carrerita. El instinto de supervivencia ni está ni se le espera, quién dijo miedo? A trotar entre las patas de bichos de un follón de toneladas porque han visto unos señores que pintan que están ricos, irresistibles.
Otra vez la rubia, que no solo no ha quedado tetrapléjica cuando menos después de los meneitos, sino que está como nueva. Y en salto de cama, ideal para la selva, eso sí, cosido a fondo, ni un enganche en las puntillas. Ya no se hacen las cosas como antaño. Y entonces empieza a bailar y hacer malabares para estupor del monillo y de los espectadores. Cuando se cansa de hacer ella el mono empieza él a hacerla bailar, pero la chica tiene carácter, le planta la mosca y el gran Kong se ofende muchísimo viendo su hombría (monía?) de macho alfa burlada. Qué insensibilidad por parte de la muchacha. Y encima se va corriendo y conociendo a todos los bichos asquerosos y hambrientos de la selva, que no se diga que es turista, sino viajera. Y como 3 horas dan para mucho, reciclamos los animatronics de Jurasic Park y sale el T-rex, faltaba más. Y no uno, un regimiento. Se pone la cosa color de hormiga para la rubita, pero cuando todo parecía perdido llega el salvador Kong, esta vez convertido en ninja para pelear con pies y manos por su chica. La cual sigue dándose unos trompazos de los que hacen cosquillitas, pero nada, ni un latigazo cervical, ni una ampolla en la planta del pie. Ni un desgarro en la lencería. Es que ni se despeina.
Y qué ocurre mientras con sus valientes rescatadores? Pues que siguen codeándose con la fauna local mientras Jack Black graba febrilmente con esa cámara hecha a prueba de bomba, la verdadera predecesora de la gopro. Eso sí que era una cámara de acción!
Y así podría seguir otra horita como poco. Vamos a salvar algún momento de esos que tocarían la patata si no estuvieran rodeados de ridiculeces en todo momento y los efectos visuales que no están mal. Pero vamos. O la película es mala mala de solemnidad o ha envejecido de pena. O lo he hecho yo, que también puede ser.
Pasamos a los Sanfermines de diplodocus, trepidante a la par que original. Y en medio de la estampida unos velocirraptores para amenizar la carrerita. El instinto de supervivencia ni está ni se le espera, quién dijo miedo? A trotar entre las patas de bichos de un follón de toneladas porque han visto unos señores que pintan que están ricos, irresistibles.
Otra vez la rubia, que no solo no ha quedado tetrapléjica cuando menos después de los meneitos, sino que está como nueva. Y en salto de cama, ideal para la selva, eso sí, cosido a fondo, ni un enganche en las puntillas. Ya no se hacen las cosas como antaño. Y entonces empieza a bailar y hacer malabares para estupor del monillo y de los espectadores. Cuando se cansa de hacer ella el mono empieza él a hacerla bailar, pero la chica tiene carácter, le planta la mosca y el gran Kong se ofende muchísimo viendo su hombría (monía?) de macho alfa burlada. Qué insensibilidad por parte de la muchacha. Y encima se va corriendo y conociendo a todos los bichos asquerosos y hambrientos de la selva, que no se diga que es turista, sino viajera. Y como 3 horas dan para mucho, reciclamos los animatronics de Jurasic Park y sale el T-rex, faltaba más. Y no uno, un regimiento. Se pone la cosa color de hormiga para la rubita, pero cuando todo parecía perdido llega el salvador Kong, esta vez convertido en ninja para pelear con pies y manos por su chica. La cual sigue dándose unos trompazos de los que hacen cosquillitas, pero nada, ni un latigazo cervical, ni una ampolla en la planta del pie. Ni un desgarro en la lencería. Es que ni se despeina.
Y qué ocurre mientras con sus valientes rescatadores? Pues que siguen codeándose con la fauna local mientras Jack Black graba febrilmente con esa cámara hecha a prueba de bomba, la verdadera predecesora de la gopro. Eso sí que era una cámara de acción!
Y así podría seguir otra horita como poco. Vamos a salvar algún momento de esos que tocarían la patata si no estuvieran rodeados de ridiculeces en todo momento y los efectos visuales que no están mal. Pero vamos. O la película es mala mala de solemnidad o ha envejecido de pena. O lo he hecho yo, que también puede ser.