Will Smith después de ser PRINCIPE, en los últimos años de su carrera, debió arrepentirse de aquella etapa, porque en la actualidad, se funde en trabajos que te conducen a una trascendencia muy trascendente, rozando en algunos casos, lo ridículo, como es el que nos ocupa.

No es que la historia sea ridícula, cosa que no me atrevo a juzgar, pero si el tratamiento que guión y director le dan a estas SIETE ALMAS.

No puedes reírte en un drama, ni bostezar en una comedia, y si lo que te ofrecen es algo de una supuesta profundidad muy profunda, y uno lo contempla arqueando una ceja... Pues es evidente... que....

No entiendo esa valoración superando el 7. Tendré que leer nuevamente a HERMANN HESSE o quizá a LOBSANG RAMPA; los dos me parecieron muy profundos cuando tenía 17 años. Claro, que entonces no estaba Will Smith con sus transcendentales películas. Me hubiera gustado verlo rapear, porque en algún momento me recordó a aquel desfile de moda, donde alguien desde el fondo grita a las modelos: "Quitaos la ropa, que así pareceréis más sinceras"