Viendo la nota media de la película y las valoraciones de los críticos de portada llego a la conclusión de que debo ser muy raro. Porque a mi me apasionan películas como Cadena Perpetua, 12 años de esclavitud o Monster... pero lo siento, he disfrutado como un enano, y hasta me he emocionado (sí, la música que otros critican) con Chappie.

¿El motivo? Muy simple. Me ha hecho recordar lo que sentía viendo cine cuando era un crío de 11-12 años. Cuando aún en secreto porque ya superábamos la década de vida y nuestros amigos pretendían ser Rambo, todos queríamos ser Goonies. Vivir aventuras de descubrimiento personal, con tropezones, con malos que no eran tan malos y buenos que no eran todo lo buenos que decían. Con aventura y disparos (sí, que quisiéramos ser Goonies no descartaba que también quisiéramos ser John Rambo). Y con, dentro de una película de acción, suficientes elementos (crítica social, marginación, un guión sin corsé) como para que no me tomaran con un niño.

Una época, en definitiva, donde ya empiezas a entrar en la pubertad que te dirige a la adolescencia, pero sigues disfrutando como un niño. Porque dicen que empezamos a hacernos viejos cuando dejamos de disfrutar como niños. Por eso, bendigo estas películas.