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Argentina Argentina · santa fe
rouse cairos rating:
7
Drama. Thriller Patagonia, 1960. A German physician meets an Argentinean family and follows them on the long desert road to Bariloche where Eva, Enzo and their three children are going to open a lodging house by the Nahuel Huapi lake. This model family reawakens his obsession with purity and perfection, in particular Lilith, a 12 year-old with a body too small for her age. Unaware of his true identity, they accept him as their first guest. They are all ... [+]
Language of the review:
  • es
September 22, 2013
29 of 35 users found this review helpful
La novelista y directora argentina Lucía Puenzo se caracteriza por abordar temas que atraviesan la biología y la sexualidad en la adolescencia, con un punto de vista que rescata lo natural y espontáneo de esa etapa de cruce hacia el mundo adulto, tal como se evidencia en sus películas anteriores como “XXY” o “El Niño Pez.

En Wakolda, con una importante producción internacional, la joven directora presenta una historia ficcional ambientada en la Patagonia de los años sesenta, donde un oscuro interés -entre científico y afectivo-vincula a un médico alemán con una familia argentina de varios hijos que acaban de instalar una hostería a orillas del Nahuel Huapi y donde el misterioso personaje decide alojarse.
La historia ficcional (basada en una novela de la directora) permanentemente entrecruza datos reales acerca del exilio de jerarcas nazis que después de la guerra eligieron la Argentina como lugar para ocultarse, prefiriendo el sur del país, donde contaban con admiradores y protectores. Puenzo pone su mirada en un tema complejo y controvertido como la presencia de comunidades filonazis en el sur de Argentina en esa época y al mismo tiempo instala los temas que ya encontramos en realizaciones suyas anteriores que giran sobre las visiones primerizas del cuerpo propio y el de los otros.

Semejante a la armoniosa mirada de la niña, donde solamente resalta su curiosidad y ganas de vivir, la directora se mueve con una asombrosa delicadeza sobre los aspectos escabrosos, creando imágenes estéticamente poderosas cargadas de sugerencias y doble sentido.
Capa sobre capa, la película propone en sus 93 minutos varias líneas argumentales que permanentemente se entrecruzan y en algunos casos se refuerzan. Sobre todo destaca el tratamiento de la personalidad de Josef Mengele, excelente interpretación del actor europeo Alex Brendemühl, y sobre todo el vínculo que este personaje establece con la hija del medio del matrimonio, Lilith, de doce años, que tiene problemas de crecimiento y aparenta menos edad. El film destaca una atracción mutua entre esos dos mundos, similar
al contraste de la bella y la bestia, porque el criminal -que no reniega de su pasado- sigue afirmando su fascinación por la ciencia y la belleza. Otras subtramas potencian una atmósfera enfermiza acorde, como las comunidades cerradas, donde el colegio alemán es un microcosmos del nazismo, como también los es la fabricación de muñecas artesanales con cabello humano que replican los tenebrosos experimentos y manipulaciones que tuvieron en el doctor Mengele su máximo exponente.

En Wakolda sobresale el sólido elenco que sortea con muchísimo profesionalismo el desafío del idioma (más de la mitad de la película está hablada en alemán y subtitulada en castellano) y
resultan verdaderas revelaciones el actor Alex Brendemühl y la
jovencísima Florencia Bado.
El paisaje nevado, con imponentes lagos y caminos rocosos son el entorno ideal para una historia que se va poniendo cada vez más turbulenta, a pesar de que el ritmo de la narración se aquieta un poco luego de un arranque inmejorable en que se presenta a los personajes y su contexto. Finalmente el film se acerca al formato del thriller con un desenlace cargado de tensión y suspenso, pero también es importante destacar que la película solamente por momentos funciona como un policial, porque su trama plurisignificativa es mucho más que eso, con sus yuxtaposiciones íntimas y perturbadoras, cargadas de una paradójica ambivalencia que la distingue de la obviedad de un acotado planteo maniqueísta.
rouse cairos
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