Quien al salir del cine piense que la película sólo trata de una niña secuestrada es que no entendió más de la mitad de la película.
Y es que Affleck, como ya demostró en "El Indomable Will Hunting" es, pese a todo, un buen guionista, y esta vez decide sorprendernos con un cautivador y maravilloso debut detrás de las cámaras contándonos una historia sobre la vida, las miserias, las dudas, las decisiones, las responsabilidades, los deseos, las corrupciones, los abusos a menores, los maltratos... Una gran cantidad de microtemas que saltan a través de la pantalla y te pegan directamente en la cara, y te las llevarás a la cama al acostarte. Un inicio que empieza suave y va arrancándo poco a poco manteniendo la tensión y la espectación del público en todo momento. Una trama que se enlaza pieza por pieza, a la vez que la va descubriendo el protagonista toda la trama, la cruda, sorprendente y demoledora verdad de los hechos...
Unos personajes muy bien caracterizados, protagonizados por Casey Affleck (las dudas de los correcto y lo incorrecto), Michelle Monaghan (la emoción por encima de la ética), Morgan Freeman (la 2º oprotunidad y el deber moral. Su mirada en el último diálogo con Affleck es demoledora...) y Ed Harris (el beneficio enlazado al deber y la moral). Un reparto casi coral, aunque destacando un Casey Affleck en representación de cada persona del público dentro de la película, viviendo sus emociones y dilemas...
Y como base y precursora de todo esto, la pequeña Amanda, representación de la inocencia, utilizada, olvidada, ignorada... y ella siempre sonriendo.
Un portentoso y deslumbrante thriller psicológico que dará que hablar (ya lo está dando)... pero también que pensar.