Una película notable. Aparentemente es sencilla y tierna, pero a medida que avanza el metraje descubrimos que no lo es en absoluto. La premisa de "Adiós muchachos" es una emotiva historia sobre la infancia y sobre la amistad entre dos niños en un internado, pero el director se sirve de esa trama íntima y personal para hacer un retrato general, bastante desgarrado por cierto, de la Francia ocupada por los nazis. Casi cada personaje y cada situación esconden algo más, que al principio parece imperceptible y pasa desapercibido, pero que va aflorando poco a poco. Es una película sobre la pérdida de la inocencia, pero el límite entre inocencia y culpa se hace más difuso con cada escena. La intensidad va in crescendo, hasta llegar a un desenlace abrupto y magnifico.