Rollo pretencioso y rozando el aburrimiento con más que frecuentes caídas en él. Desconozco el texto sobre el que se alza la película, pero me temo que de ahí viene el problema, sin que nadie haya sido capaz de enmendar los previsibles errores. Creo sinceramente que director y guionista hubieran hecho muy bien asistiendo a repetidas proyecciones de biopics clásicos, con muchísimas menos pretensiones, quizá, pero con mayor alcance, interés, profundidad y, en definitiva, verdad.
Y, a nivel personal, sólo me faltaba la aparición - por suerte efímera - de un actor que detesto, Vincent Cassel, dando vida a Otto Gross, un personaje que se suma a la tipología de seres desmadrados que le suelen encargar. Y no es que sea mal actor, al contrario, pero no puedo evitar que me resulte profundamente desagradable. He dicho.