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Martes Carnaval rating:
7
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July 6, 2012
71 of 78 users found this review helpful
"La Delicadeza" como título de esta película es una tautología o redundancia porque se trata de una película delicada.
Si la delicadeza es la exquisitez en el comportamiento esta película la tiene:
1 ) Porque trata sencillamente una historia sencilla, y la sencillez es un requisito —condición necesaria aunque no suficiente— para la elegancia.
2 ) Porque nos habla de algo que no nos es indiferente: la vida. De cómo puede ser generosa y mezquina, cuando en realidad no es ninguna de las dos cosas. Uno vive mientras le pasan cosas o le pasan cosas mientras vive, y esas cosas pueden ser apasionantes o anodinas; enriquecedoras o destructivas; positivas, negativas o neutras…
3 ) Porque nos dice que lo importante no es lo que nos pasa sino nuestra actitud ante lo que nos pasa. A nadie se le puede entusiasmar o amargar sin su consentimiento. Intentar querer lo que se tiene es siempre más fácil —y, a menudo, más rentable— que intentar tener lo que se quiere.
4 ) Porque es un testimonio acertado sobre la felicidad y la infelicidad, esa chispa que a veces salta y aviva el fuego que nos hace sentir la plenitud o ese viento que lo apaga del todo y nos deja completamente a oscuras. Ni una ni otra son permanentes por lo que hay que evitar dos actitudes hacia el futuro que suelen ser contraproducentes: confiar o desconfiar en exceso. La primera nos hace vulnerables; la segunda, insensibles.
5 ) Porque nos alerta acerca de que la soledad, aunque sea buscada, en lo que tiene de renuncia suele ser un mal negocio. No somos autosuficientes y reconocerlo es una muestra de lucidez.
6 ) Porque nos confirma que hay segundas oportunidades, que son siempre el triunfo de la esperanza sobre la experiencia. Y que la forma segura de desaprovecharlas es no prestar atención, ya sea por obcecación, compasión propia o despiste.
Lo demás son dos grandes interpretaciones —la de Audrey Tautou en un personaje admirable por íntegro y entrañable, y la de François Damiens en el suyo, desaliñado, desgarbado, torpe… pero como dirá la abuela en un diagnóstico rápido "con buen fondo"— y una estupenda banda sonora de la que es responsable, con su solvencia habitual, Émilie Simon.
Si la delicadeza es la exquisitez en el comportamiento esta película la tiene:
1 ) Porque trata sencillamente una historia sencilla, y la sencillez es un requisito —condición necesaria aunque no suficiente— para la elegancia.
2 ) Porque nos habla de algo que no nos es indiferente: la vida. De cómo puede ser generosa y mezquina, cuando en realidad no es ninguna de las dos cosas. Uno vive mientras le pasan cosas o le pasan cosas mientras vive, y esas cosas pueden ser apasionantes o anodinas; enriquecedoras o destructivas; positivas, negativas o neutras…
3 ) Porque nos dice que lo importante no es lo que nos pasa sino nuestra actitud ante lo que nos pasa. A nadie se le puede entusiasmar o amargar sin su consentimiento. Intentar querer lo que se tiene es siempre más fácil —y, a menudo, más rentable— que intentar tener lo que se quiere.
4 ) Porque es un testimonio acertado sobre la felicidad y la infelicidad, esa chispa que a veces salta y aviva el fuego que nos hace sentir la plenitud o ese viento que lo apaga del todo y nos deja completamente a oscuras. Ni una ni otra son permanentes por lo que hay que evitar dos actitudes hacia el futuro que suelen ser contraproducentes: confiar o desconfiar en exceso. La primera nos hace vulnerables; la segunda, insensibles.
5 ) Porque nos alerta acerca de que la soledad, aunque sea buscada, en lo que tiene de renuncia suele ser un mal negocio. No somos autosuficientes y reconocerlo es una muestra de lucidez.
6 ) Porque nos confirma que hay segundas oportunidades, que son siempre el triunfo de la esperanza sobre la experiencia. Y que la forma segura de desaprovecharlas es no prestar atención, ya sea por obcecación, compasión propia o despiste.
Lo demás son dos grandes interpretaciones —la de Audrey Tautou en un personaje admirable por íntegro y entrañable, y la de François Damiens en el suyo, desaliñado, desgarbado, torpe… pero como dirá la abuela en un diagnóstico rápido "con buen fondo"— y una estupenda banda sonora de la que es responsable, con su solvencia habitual, Émilie Simon.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Cuando terminó la proyección en el preestreno hubo un conato de aplauso que no fue secundado. Los cinéfilos somos gente exigente y no prodigamos los aplausos, es más, los administramos con usura. Sirva esta crítica de compensación al aplauso que no di —aplauso, eso sí, contenido— a una oportuna película que acierta en la descripción, esponja el espíritu y te hace salir del cine con un buen sabor de boca —como si eso fuera poco—.