José Sacristán es Samuel, aunque ha envejecido todavía conserva el espíritu Hippie de los 70, vive sin ninguna responsabilidad en la isla de Formentera en una chabola sin luz, pero no le importa en absoluto es feliz a su manera, saca algún dinero tocando el banjo en bares de mala muerte y así consigue algo de dinero para comer. Pero todo se le complica cuando su hija con la que no tiene casi relación le deja al nieto porque tiene que irse al extranjero a trabajar.

Alguien así es incapaz de asumir el compromiso para cuidar al crío, por lo que comienzan los problemas. Pau Durá debuta en el terreno del largometraje con esta película, también el guión corre a su cargo y la idea no es mala, pero al desarrollo de la historia le falta mucha química entre Sacristán y el chaval interpretado por Sandro Ballesteros. También a mi parecer estas películas requieren una buena dosis de sentimentalismo entre abuelo-nieto que brilla por su ausencia. Dejando al personaje de Sacristán como un cascarrabias irremediable. Nora Navas que interpreta a la madre está correcta como siempre.

Sacristan se come la película, aunque también podría haberse esmerado un poco más en las escenas que toca la guitarra o torpeza del director en aguantar un plano largo mientras toca ya que se nota claramente que ni mueve las manos lo que causa risas entre los espectadores.

Un película sencilla, sin mucho que ofrecer que se pudo ver en el pasado Festival de cine de Málaga.
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