Roland Joffé dirige la historia de un médico norteamericano que huye de sus propios miedos y decide viajar a Calcuta. Allí intentará olvidar sus fantasmas y desaparecer del mundo.
En ese país tan diferente acabará por llegar a la Ciudad de la Alegría, una parte olvidada del mundo en la que se encontrará y decidirá hacerse un hueco.
La película narra esta historia llena de esperanza, donde se da una lección al ser humano para poder buscar lo positivo a las adversidades del mundo.
Además de eso, es una bofetada de realidad al mundo occidental, para así demostrarnos los privilegios que contamos algunas personas y otras... son capaces de subsistir con lo mínimo.
Patrick Swayze se mete en el papel de este joven que intenta huir de una realidad inevitable. Su interpretación resulta buena, empatizando con el espectador al conectar esa sensibilidad que él sufre con el espectador.
Uno se adentra en un mundo perdido y olvidado, donde las leyes no las dicta un gobierno, sino unos matones de barrio que son capaces de esclavizar a una población que solo les queda el aire para respirar, ya que incluso la dignidad se les ha arrebatado.
En fin, fuerte drama que cuenta con alguna que otra escena que impacta por su crudeza. Una película que da un mensaje de esperanza dentro de una miseria que todos intentamos no ver, ya que es dura la realidad que les toca vivir a ciertas personas.