Robert Wise dirigió en 1977 esta película que seguía un poco la línea de los exorcismos que había tomado tanto éxito tras el estreno años antes de "El exorcista". Y digo que seguía un poco la línea ya que la esencia es similar pero no igual; ya que no se trata de exorcismo sino de una reencarnación.
La historia nos retrata como una niña llamada Audrey Rose muere quemada dentro de un coche al sufrir un accidente y no poder salir. En el momento de la muerte nace otra niña, y el alma de la fallecida se reencarna en el nuevo nacimiento. Esta nueva niña revivirá en cada cumpleaños el trauma que sufrió Audrey Rose. Las imágenes son tan reales que sufrirá el mismo dolor, el mismo ahogo del humo y las mismas quemaduras. Sus padres intentarán averiguar que le pasa, mientras el padre de Audrey Rose intentará también ayudar al alma de su hija para que pueda descansar en paz y deje a la nueva niña tranquila.
He visto esta película varias veces porque mi madre es muy fan de ella. Recuerdo verla de joven con ella, y recuerdo quedarme impactado la primera vez que la vi. Años después debo decir que sigue enganchando y sorprendiendo. Uno se adentra fácilmente en la trama y sufre con esa niña que no entiende lo que le está pasando, y porque cada día tiene más heridas. Una historia que funciona bastante bien y soporta con fuerza el paso de los años.
No obstante, tengo que decir que cuenta con algunos momentos que se cogen un poco por los dedos. En esos años el tema budista y de la reencarnación era una ideología que empezaba a surgir con mucha fuerza; y mucha gente y artistas se acogieron a ella. Pero claro, esa implantación estaba un poco formada sobre una base poco firme, haciendo que el mensaje a veces no se sostuviera ya que era una especie de moda. Y ese estilo de mensaje se palpa a veces en la película.
Un gran reparto encabezado por Anthony Hopkins, Marsha Mason y John Beck, hacen que la película cuente con una buena calidad interpretativa. Todos realizan un formidable trabajo al igual que Susan Swift que dio vida a la niña que sufría la reencarnación de Audrey Rose, y que siendo tan joven realiza un trabajo muy bueno defendiendo perfectamente la dualidad del personaje.
En fin, "Las dos vidas de Audrey Rose" es una película que funciona muy bien y que consigue enganchar desde el principio hasta el final gracias a una trama muy bien llevada y a unas buenas interpretaciones. Es cierto que tiene algunos momentos que chirrían un poco, pero dichos momentos son mínimos y no consiguen desmerecer a esta película que consigue soportar fantásticamente el paso de los años.