Para que ninguna nación africana se mosquease y montara el pollo, Pollack (valga la redundancia), se sacó de la manga a todo un país; "La República Democrática de Matobo". Y como pirueta final le creó su propio idioma. Demasiado trabajo para un solo día. Así que para el nombre de la lengua no se complicó mucho la vida; "Ku".

Después de todo este ejercicio mental, al director le entró la flojera del siglo; No quiero construir la ONU en un plató... quiero filmar directamente en el edificio principal. Y no fue tarea fácil ya que la ONU nunca prestó su parcela para semejante propósito. Pero a Sydney se le metió en la Pollack que su película sería firmada en la ONU. Y ole sus cojones, porque después de dar la braza repetidas veces a los máximos mandatarios responsables lo consiguió.

No fue en vano. La peli le salió entretenida. Con diálogos creíbles, atmósfera correcta, y muy bien conducida por el tándem Kidman / Penn.