Detrás de Lock...allí se oculta Ritchie, no en la superficie ni el estilo. De lo contrario deberíamos observar a Lock como un mero ejercicio de estilo, y no lo és: es una peli con marca de fábrica, fábrica que no termina de convencerme porque la mano detrás del armado no dice, jamás, demasiado.

Planos angulares, movimientos exóticos de cámara, diseño de personajes que rondan el cómic negro y un humor negro más pícaro que efectivo. Lo cierto es que a pesar de la crudeza de su temática, el director se ahorra los golpes bajos, las secuencias donde podría haber metido más sangre o carne para el asador son supeditadas al fuera de campo. Esto me ha generado sentimientos encontrados, porque siento que la peli se anima pero no se anima como debería. Un grupo de ñoños delincuentes debe pagarle a un mafioso una enorme cantidad de dinero en menos de una semana o de lo contrario...esa es la trama. Detrás de la trama aparece la firma particular de un sujeto alucinado y enamorado de su arte. Ritchie arma en torno a un guión de lo más simplón este dispositivo curioso, pero solo funciona como rareza, lo que usualmente sucede con lo que denominamos "de culto": un arte al servicio de la forma en detrimento del fondo. Esto no quiere decir que el arte de culto no lo valga, se han hecho productos maravillosos, pero este...este no es uno de ellos.

Curiosa, sí, ¿meritoria?