Como una película, que estaba destinada a ser una serie para la televisión italiana, se convierte en la versión más completa y clásica, que se ha hecho, sobre la vida del personaje más significativo de la historia, como lo fue Jesús de Nazaret.

El resultado es maravilloso e insuperable. El filme, cierra el círculo de obras, sobre la historia de Dios hecho hombre, tema llevado a la pantalla grande desde los albores del cine. Lo que vino después con Martín Scorsese y Mel Gibson, con “La Última tentación de Cristo” (1988) y “La Pasión de Cristo” (2002), respectivamente, son distintas propuestas del género, que dan para otro análisis.

Perfección

La vida de Cristo, llevada al celuloide, siempre fue una historia fascinante y atractiva de principio a fin. Unos de los mejores guiones, que ha entregado la Biblia, al cual no le hace falta absolutamente nada: Amor, odio, vida, muerte, dolor, amistad, traición, misericordia y FE. Incluso sensualidad, no los olvidemos de la erótica danza de Salomé al Rey Herodes y la sensual aparición de Claudia Cardinale, como la adultera.

A esto se suma un reparto de lujo, que incluye las estrellas internacionales más importantes del cine. La mayoría ganadores o nominados al Oscars por citar algunas: Ernest Borgnine, Valentina Cortese, James Mason, Anthony Quinn, Fernando Rey, Rod Steiger, con mención especial por su sobresaliente interpretación para Anne Bancroft, también actores de menor categoría que aquí muestran todo su talento, como Stacy Keach y Tony Lo Bianco.

Aunque en lo personal, el papel del desconocido Robert Powell, fue el punto máximo del filme. Powell curiosamente tenia 33 años de edad, cuando realizó la cinta, su caracterización te deja sin respiración. Sólo una palabra, una mirada del personaje lo explica todo, demuestran misericordia y amor, en resumen, un personaje trabajado a la perfección. La vara quedó inevitablemente muy alta y el actor nunca pudo superarse a si mismo, lo cual pudo haber eclipsado el resto de su carrera cinematográfica posterior.

A esta lista de aciertos, se suma un elemento fundamental, que es la banda sonora a cargo del maestro Maurice Jarre. Las composiciones, están acorde con cada una de las secuencias y escenas, son realmente conmovedoras, hasta espirituales. Esta es una tarea muy complicada, lograr tales sensaciones. Es curioso como la mayoría del público, recuerda este elemento en la cinta, especialmente en escenas y cuadros donde hay que transmitir mucha emoción y reflexión.

Cabe mencionar al director de esta maravillosa orquesta, Franco Zeffirelli, por haber hecho realidad esta verdadera obra maestra. A veces pienso que la mano divina, también tuvo algo que ver en resultado final. Curiosamente, es la única película que cada año la televisión, nos garantiza, pasarla una vez durante Semana Santa. Es increíble, como la podemos ver muchas veces y nunca nos aburre, siempre encontramos una razón nueva para verla una vez más.-