Knight of Cups es una voluntad de trascendencia, un intento de aunar la totalidad de la vida. Algo que va mucho más allá de las convenciones actuales y que trata de expresar la esencia misma de la existencia. Una película cósmica, espiritual, que trata de asir lo intangible, de encontrar la verdad o almenos su propia verdad. Una sinfonía continua, con imagenes fluidas que se suceden sin descanso y que configuran una obra con identidad propia, con su particular naturaleza.
Malick desarrolla y pule un estilo cinematográfico que consigue transmitir el devenir de la existencia, el caos, el ruido, y al mismo tiempo expresar su gracia y espíritu.
Nada más que eso, ese es el camino, la vida misma, su milagro.