Po es un ingenuo Panda, perezoso como él solo, hijo de un pato cocinero de fideos, entregado a su oficio. Po sueña con convertirse en un guerrero del Kung-fu pero no tiene condiciones: es demasiado gordo, lento y patoso. Su poblado, el valle de la Paz vive tranquilo, pero pronto sufrirá una terrible amenaza.

La peli tiene algunos toques de humor, aunque no es desternillante. No hay que esperar algo como “Wall•E” de Pixar, más elaborado y para un público más adulto.
Lo mejor es verla distendidamente, disfrutar un rato.
Es bonita, llena de colorido, agradable de ver, ideal para el público infantil y recomendable para ver en familia.
No llega a estar a la altura de las últimas cintas de animación, cuyo nivel viene siendo altísimo, quizá porque “Kung-fu Panda” tiene un marcado carácter infantil y una trama bastante convencional. Los cinco Furiosos, Tigresa, Grulla, Mantis, Víbora y Mono, daban para mucho más.

Como dice otra usuaria, quizá lo importante es el mensaje que transmite: querer es poder. ¡Ánimo, Po!

Lo mejor: el sueño del principio (elaboradísimo) y el divertido entrenamiento de Po, que por momentos recuerda a Scrat de “Ice Age”, persiguiendo su comida.