Un buen adentramiento del cine español al thriller carcelario. Un guión muy bien construido, con una tensión latente a lo largo de todo el filme y muy bien distribuida que permite que nunca se pierda la atención y que siempre haya un punto de inflexión sobre el que volcar el interés del espectador, incluidas algunas sorpresas mayúsculas para la historia. Soberbio Luis Tosar en su papel de líder de los rebeldes del motin carcelario, que borda un papel de un desaprensibo hecho a la fuerza, a latigazos y dispuesto a todo. No le acompaña el resto del reparto que tiene oficio pero poca fortuna en la elaboración del resto de los personajes, complejos cada uno de ellos para completar la historia. Le falta también algo de maestría al joven Daniel Monzón a la hora de dirigir la cámara, que hace una narrativa fílmica demasiado sencilla para las posibilidades del relato, pero de todas formas esta película no deja de ser una buena noticia para el cine español dentro del desierto que atraviesa el cien patrio.

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