En el cine existe un tipo de películas (afortunadamente) que se saltan a la torera las normas del realismo, la lógica y el órden para sumergir al espectador en un vaivén de situaciones la mayor parte de las cuales no entiende. Esto puede provocar dos cosas principalmente, o un desconcierto traducido en un enfado de diez pares o una fascinación ante la propuesta de la pantalla. De esto último David Lynch tiene menciones de honor en su despacho. Y Marc Forster, un señor que hasta la fecha había ido por las historias narradas de modo convencional en la soberbia "Monster's ball" y en la menos lograda pero más célebre "Descubriendo Nunca Jamás", que no obstante inauguraba su camino por el mundo de la fantasía y lo irreal, se sube al carro. Este "Stay" agradará y desagradará a partes iguales. Es un film en el que Benioff, magnifico guionista en casi todas las ocasiones, se despacha a gusto como nunca creando escenas y situaciones que perduran en la cabeza del espectador por mucho tiempo.
Más allá de que uno llegue al final y se pregunte "¿qué me han querido contar?" milagrosamente uno tiene la sensación de haber digerido una serie de circunstancias y hechos que en alguna parte del cerebro están más o menos recompuestas. Es decir, es un film que apela a otro tipo de razonamiento y que exige otro tipo de conclusión final muy lejana al 2+2=4. Grandes actuaciones además, film muy recomendable.