Tiene un centro argumental (más una idea que otra cosa) interesante pero está rematada con bastantes huecos de guión que la acaban dejando huérfana de conjunto. Si se le buscan las cosquillas se le encuentran luego mejor será entrar al juego de esta pareja de enamorados perdidos en un descontrol temporal debido a unas pastillas que aceleran a quién las toma pero la vida para los demás sigue igual. En términos de realización se acusa más estilo, una puesta en escena más atractiva que, por ejemplo, haga que pasemos por alto ese popurrí de situaciones dispares entre sí, tan descompensadas, lo digo sobre todo por la parte de acción subterranea totalmente prescindible que más parece una incómoda interrupción cada poco tiempo de lo que realmente interesa, como un mcguffin descarado e impertinente. Lublinsky se decanta por un amor de corte fantástico pero le sale un batiburrillo que echa por tierra sus evidentes por otra parte intereses.